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- Deberías centrarte más en tus estudios y dejar de jugar tanto, ya tienes una edad...

- No estoy jugando, papá - contestó desafiante - estoy tocando la guitarra. Y tal vez podría centrarme más en los estudios si pudiese asistir a unas clases de verdad.

- Manu es muy buen profesor - dijo serio. No aceptaba que su hija le hablase mal.

- Será muy buen profesor y todo lo que tú quieras, pero yo quiero ir a la universidad. Nunca fui al colegio... Al instituto... ¡Nunca pude tener una vida normal!

- ¡Natalia, no eres una niña normal! - respondió ya enfadado dando un golpe al escritorio de su hija - eres la princesa, cualquier niño daría lo que fuera por tener todo lo que tú tienes.

Ella se quedó callada, era mejor no seguir llevándole la contraria o su padre se enfadaría más.

- Tienes 20 años, deberías empezar a ser más responsable...

- Papá, estamos en verano... - dijo en un hilo de voz.

- Siempre hay que estudiar, el verano es solo una estación más. Por cierto, luego tenemos que hablar tu madre y yo contigo, te queremos a las nueve abajo.

- Sí, papá.

Parecía que Natalia iba a estar mucho mejor por ser la princesa, pero ya vemos que no...

Como hemos podido leer, nunca ha tenido una infancia normal, tampoco adolescencia. Sus padres no quisieron que fuera al colegio, preferían que se quedase en casa al margen del resto de niños. Digamos que eran bastante sobreprotectores con su única hija, la futura reina del pequeño pueblo tan escondido en el que vivían, aunque aún quedasen unos años para eso.

Tal vez es por esa decisión que el pueblo no conoce a la princesa. Saben de su existencia, pero nunca fue mostrada al público. Las veces que Natalia salió a la calle para hacer algo lo hizo de la manera más disimulada posible, vestida de la forma menos llamativa, a ciertas horas del día y por las zonas cercanas al palacio real, acompañada de guardaespaldas que la vigilaban a la distancia para asegurarse de que no era vista por nadie y de que la princesa no haría cualquier locura como escaparse.

Así que se podía decir que tampoco tenía muchos amigos. Su único amigo era Miki, el hijo de unos antiguos conocidos de sus padres.

Si por Mikel Lacunza y María Sanabdón fuera, Natalia estaría saliendo con Miki, varias son las veces que intentaron emparejar a los chicos.

Pero Natalia tenía algo totalmente claro y es que gustarle Miki sería la última opción existente en la tierra. Para ella era como un hermano.

Con esta información también podemos llegar a la conclusión de que la morena nunca se ha enamorado. Si quiera ha tenido la oportunidad de conocer a alguien aun teniendo 20 años.

Lo que no sabía la morena es el cambio que iba a pegar su vida en unos días.

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