PT1: Capítulo 3 - cortes profundos (literalmente)

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— ¡Sigo sin poder creer que seas novio de Nakahara! — Dijo Kunikida con una cara de espanto

— Pero lo amo.

— Ya quiero verlos en unos meses tratando de matarse el uno al otro.

— Somos novios desde hace 6 años.

— ¿¡Qué!? — Gritó el rubio mientras sacudía a Dazai maniáticamente. — ¿Y el joven Nakajima?

— Sigue llorando el cuarto donde está Akutagawa.

— ¿En el cuarto de Yosano de cirugías?

— Sí.

ATSUSHI NAKAJIMA

Habían pasado algunas horas y no despertaba, los vidrios habían atravesado su cuerpo y llegaron a zonas muy importantes... No entendía por qué me dolía verlo en ese estado, ¿cómo llegó a ese punto?

La señora Yosano le puso vendas hace unas horas y unas cremas para que cicatricen sus heridas, todo esto después de haberle sacado todos los vidrios lentamente, sin embargo, seguía sin creer que me estaba pasando esto.

A Akutagawa le pusieron un sedante para que no sintiera el dolor y se quedara profundamente dormido, pero yo ya quería hablarle.

De fondo se escuchan las voces de Dazai-san y Kunikida-san, quienes seguían peleando por el noviazgo que tenía el castaño con Chuuya-san... Y obvio, no se veían interesados por la salud de Ryu.

Luego de ello, me levanté, salí de la habitación de operaciones y entré a la sala principal de la Agencia de Detectives.

— ¿Cómo está el niño? — Preguntó Kunikida-san

— Mejor que hace unas horas...

— Creo que no deberías preocuparte mucho, te está visiblemente afectando, Atsushi.

— Está bien.

— ¡No está bien! — Siguió — ¡¿No te das cuenta de que lo único que él hace es hacerte daño?! ¡Además, es suicida!

— ¡No lo es! ¡No es suicida!

— ¡Entonces, explícame de una maldita vez porque lo encontramos tirado en el piso, ensangrentado, y con muchos vidrios clavados...! ¡Obviamente fue adrede! ¡Se quería suicidar! — Gritó el rubio con todas sus fuerzas y con mucha rabia.

— Kunikida-san... — Murmuró Kenji-kun — Creo que fuiste muy rudo.

— ¡¿Sabes qué?! — Grité disgustado — ¡Vete a la maldita mierda! ¡No te quiero volver a ver, Kunikida-san!

Dicho eso, salí de la habitación y cerré la puerta con estrépito. ¿Cómo podía decir eso de Akutagawa? ¿A caso no estaba en sus facultades?

Pedí un taxi y fui a la casa de Akutagawa para ordenar todo, pero me encontré a Chuuya-san ahí, estaba limpiando los pedazos de vidrio en el piso.

Abrí la puerta y dije:

— Buenos días.

— Buenos días, joven Nakajima.

— Dígame Atsushi-kun, por favor.

— Sí, Atsushi-kun.

Fui a la lavandería de la casa para buscar algunos objetos de limpieza, donde encontré spray para los muebles y un trapito, posteriormente me encontraba limpiando su casa confabuladamente con Chuuya-san.

— Disculpe, ¿pero hoy no tenía trabajo? — Pregunté curioso

— Pedí un día libre porque es más importante limpiar su casa... ¡Está un desastre, jaja! — Respondió con humor y amabilidad.

Be mean to me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora