[PokeHistory] El oscuro arte del amor prohibido.

Capítulo 11.

Los días fueron pasando mientras la pareja se entregaba a sus rutinas y actividades individuales y de pareja. Saito simplemente no podía entender lo completa y satisfactoria que era su vida con Urias, verdaderamente se sentía feliz, o al menos experimentaba algo que él podía llamar como felicidad; por otro lado, lo seguían atormentando las voces en sus sueños y esos profundos ojos rojos que solo lo llamaban y le recordaban que siempre estarían con él, aunque no era algo que lo tranquilizara especialmente. Por otro lado, Saito se había metido en un club de lectura que había en la ciudad, le gustaba bastante leer, y como la mayoría del club estaba compuesto por mujeres, muchas veces leen y comparten datos sobre sus lecturas, las cuales normalmente eran novelas románticas extranjeras. Además, Ikaros no había vuelto a pasarse por el dojo, pero sabía que estaba bien puesto que de alguna manera le llegaban pequeñas cartas firmadas por su primo deseandole buena suerte y esperando que pudieran hablar pronto, parecía que en el reino del oeste las cosas no eran tan simples como escabullirse y verse.

Urias por su parte tambien sentia que su vida era aún más plena con sus necesidades más carnales siendo cubiertas por quien él amaba, en su cabeza muchas veces se hacía la pregunta una y otra vez si era el momento de dar el siguiente paso con Saito y formalizar su situación de pareja registrando como tal, en Lotshe si bien existían las bodas, estas no eran algo común a menos que se quisieran hacer reuniones muy grandes de las familias de los implicados, en el caso de la pareja, eran solo Saito, él, tal vez Ikaros y poco más; su círculo social era bastante pequeño. Para esos casos, se octava solo por una unión civil de ambas partes quitando toda la parte del ritual que, al no ser una unión entre un macho y una hembra, podría levantar algún revuelo, aunque eso no era algo que a él le importara ni tampoco le interesaba, más que nada le interesaba estar con Saito y el hacer el proceso civil le permitía bastante bien su objetivo. En otros aspectos, Urias intentó ser un poco más sociable y se metió a un grupo de carpintería, nunca hubiera pensado que una actividad así le gustara tanto, y poco a poco hacía algunos amigos entre los que se trabajaba en pequeños proyectos con madera.

Era la tarde, ya casi cayendo la noche, Saito pidió a Urias que fuera por unos víveres a la ciudad mientras él preparaba la cena. El Urshifu fue sin rechistar aprovechando para darse un agradable paseo por el pueblo y la ciudad. Urias llegó a la tienda de víveres con la lista que Saito le había formado, y salió del sitio con las bolsas de la compra. Durante el camino de regreso vio una joyería y se detuvo frente a ella, pensó un momento y luego sonrió para sí mismo, y acto seguido entró.

—Buenas noches, caballero. Bienvenido a Dianshis, su centro de joyas y accesorios. ¿En que le puedo colaborar? —recibió una Diance al verlo entrar al sitio.

—Buenas noches —correspondió Urias acercándose al mostrador principal—. Estoy buscando algo para "formalizar". No sé si entiende lo que quiero decir.

—¡Claro que sí! Mire estos —Diancie saca una caja llena con anillos de compromiso con un corte más feminino. Urias los vio y le gustaban, pero también sabía que no serían una buena compra.

—Son bonitos, pero sería para un chico.

—Oh, no se preocupe, entiendo. ¿Hay algo más que deba saber para saber qué mejor producto ofrecerle?

—Bueno, es tipo agua y siniestro, es de manos algo pequeñas, y él usa mucho las manos todo el día, así que no sé si un anillo sea lo mejor —explicó Urias intentando ser lo más específico posible.

—Super, creo que tengo lo indicado para su chico, señor. Déme un momento —Diancie va por algo a la parte trasera y luego vuelve con una pequeña caja algo elegante—. Este es un articulo exclusivo en compromisos para hombres, traído desde Almia, sus cavernas de cristal y el castillo antiguo, observe.