Capitulo 26 Castigo

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Capitulo dedicado a @AngieVera368.
(No me aparece el nombre).

Sakura pensó en la noticia que le dió Hinata. El gemelo de Naruto regresará al pueblo y lo más seguro que serán presentados. Sin mencionar el verdadero nombre de Minato a Hinata, podía actuar como si no supiera que se trataba del gemelo del forastero, pero sería como esconder información importante que ayude a desmentir a Menma. Siente la necesidad de evitar que le suceda lo mismo a Hinata, aunque pueda molestarse por no haber comentado antes de que Minato es Menma el gemelo de Naruto, después se lo agradecerá como la buena que es.

Sakura tomó la decisión de hablarlo mañana, también aprovecharía para contarle todo lo que pasó con Naruto y cómo mintió con el asunto del matrimonio. Ya era tiempo de comenzar hablarle con la verdad si eran verdaderas amigas.

Revisó la hora en el reloj de manija en forma de caballo colgado en la pared que recibió en su cumpleaños número ocho. La reliquia de su niñez y amor por los caballos es lo único infantil dentro de su alcoba. Por su ventana puede apreciar la tranquilidad de la noche, asimismo la tranquilidad dentro de casa. Supuso que sus padres se fueron a la cama temprano porque llevaba cuarenta minutos sin escuchar sonidos en la habitación de lado de la suya donde duermen sus padres. Recuerda haber visto dos nuevos cadáver llegando temprano antes de ir al supermercado, pero como estuvo ocupada haciendo los deberes dentro de casa, y atendiendo a su madre enferma, no supo cuándo la carroza volvió por los cadáveres. A juzgar por la tranquilidad sus padres dormirían toda la noche después de la cena que tuvieron con Sasori.

Sin darle mucha vuelta a la asunto, Sakura comenzó a prepararse para ir a verlo. Tomó una ducha, untó crema corporal y desodorante. No agregó perfume o talco perfumado para su cuerpo, tampoco se depiló. La última vez que lo hizo fue hace dos días. Con cero interés de gustarle no hizo nada especial para este encuentro. Sin maquillaje, pelo suelto húmedo —deseando que oliera mal —, salió de su habitación usando unos jeans flojos, una blusa de tirantes y un suéter delgado. En sus pies puso un par de deportivas desgastadas para moverse rápido debajo de la oscuridad de la noche y el sendero hacia la mansión de ahora Sasuke Uchiha.

Frente a su alcoba se detuvo por unos cortos minutos esperando escuchar ruido de la alcoba de sus padres, pero seguían sin dar señal que estuvieran despiertos. Tanto fue el sueño acumulado de su padre que olvidó apagar la luz del corredor, cosa que siempre hacía antes de dormir.

Sakura no notó que algo extraño estuviera pasando, no después de tomar una copa entera de licor sus padres pudieron haber caído súper cansados. Tampoco quiso ir a confirmar que lo estuvieran para evitar que la vieran con ropa que suele usar cuando hace trabajo en el huerto. Apagó las luces del corredor y bajó la escalera en silencio, frente a la puerta lista para salir volteó por última vez hacia arriba.

«Volveré pronto. Mañana le diré a papá que necesito comenzar a trabajar en la oficina para ganar dinero. Después de hablar con Hinata también le diré que tenemos que cambiar los planes de largarnos del pueblo. De momento solo tengo que actuar como una amante aburrida y sin chiste, de esa manera el capricho de Sasuke desaparecera si no resulto ser lo que quiere, una amante pueblerina dispuesta a complacerlo».

Atravesando la puerta no hubo vuelta atrás. Debía terminar con este primero encuentro de varios a futuro mientras no se aburra del mismo cuerpo femenino, y ella se quede en el pueblo. El trato que Kizashi fue con el padre de Sasuke, no con ella. Madara tenía que entender que la Haruno también fue burlada por Naruto. Algo de compasión debería sentir por ella, ya que también tiene una hija, y sabía lo que un padre haría por sus hijos. No volteó atrás mientras caminaba con pasos apresurados hacia el sendero oscuro directo a la mansión de su pesadilla.

[***]

Sasuke revisó la hora en su reloj de mano, pasaban cinco minutos de las once de la noche y ella aún no se presentaba. Las luces de la puerta trasera de la cocina estaban pagadas, y los dos otros guardaespaldas se encontraban en la habitación que se les dió para descansar mientras uno de ellos llevaba a cabo una tarea simple, cuidar a la mujer que vendrá a ver al jefe. Tenían prohibido aparecer por los pasillos de la segunda planta hasta las cuatro de la madrugada, asimismo tampoco podían merodear por la planta baja mientras la mujer se encontrará bajo ese techo.

Pesadilla (Anti-romántico / EN EMISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora