Capítulo 15 - Actuemos separadamente

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     Lan WangJi se acercó caminando y le entregó una de las jarras de Sonrisa del Emperador. Con las jarras bajo sus brazos, Wei WuXian entró. A sus espaldas, Lan WangJi negó con la cabeza, sin embargo, su mirada era más suave que nunca. Lan XiChen le dio un vistazo a la expresión enternecida de su hermano—. ¿Los trajiste de tu habitación?

Lan WangJi asintió.

—Será mejor... que no vuelvas a beber licor. Ten cuidado de que lo que ocurrió antes no vuelva a pasar.

Sus ojos aterrizaron en las ropas bajo sus clavículas. Lan WangJi también bajó la mirada hacia donde estaba el centro de su pecho y de alguna forma creyó percibir el ardor y el calor de su carne quemándose. Afortunadamente, en esta ocasión no encontró el dolor, la angustia y el arrepentimiento de saber muerto al hombre que amaba sin entenderlo desde los inexpertos quince años. Miró hacia la cabaña que perteneció a su madre—. No volverá a ocurrir.

Lan XiChen mostró una sonrisa que no llegó a sus ojos, luego asintió y tras unos momentos se retiró. Lan WangJi vio la espalda de su hermano hasta que desapareció. Imaginó que tanto su mente como su corazón estaban en una lucha interna entre lo lógico y lo emocional, sobre qué es real y que no lo es. Y, sobre todo, en si la persona que él considera su amigo y confidente más cercano, quien siempre mostró una cara amable y una actitud benevolente frente a él es en realidad alguien con una máscara de amabilidad que se quita cuando le da la espalda y se convierte en una escoria capaz de hacer las peores atrocidades.

Lan WangJi entró y cerró la puerta con gentileza. Cuando las dos jarras de Sonrisa del Emperador fueron arrancadas de su mano y Wei WuXian entró a la cabaña pensó que se las tomaría al momento. Sin embargo y para su sorpresa, no fue hasta que estuvo él que Wei WuXian abrió la tapa de una. Lan WangJi fue a sentarse a su lugar y tomo un libro para leer un poco y dejarlo disfrutar de su bebida. Intentó concentrarse en la lectura, pero podía sentir la constante mirada de Wei WuXian y terminó leyendo la misma frase más de cinco veces sin poder avanzar.

No fue hasta que Wei WuXian se acercó y quedó frente a él que no pudo contenerse y preguntó―. ¿Qué?

Creyó ver un titubeo en los ojos de Wei WuXian antes de contestar―. Nada ―carraspeó―. Tu marcapáginas es muy lindo.

Bajó la mirada. El marcapáginas de Lan WangJi era una flor seca de un tono claro. Había sido mantenida con mucho cuidado, su color era vibrante. Los pétalos y las venas eran tan delicadas que parecía estar viva. En medio de las páginas, emitía un suave aroma.

―¿Peonía?

―Mn.

Miró a Wei WuXian jugar con el marcapáginas y sintió un pequeño calor en las orejas. Podía recordar perfectamente de dónde obtuvo la peonia, o, mejor dicho, a quién se la robó. Ese día probó por primera y única vez los labios de Wei WuXian mientras estaba recostado en el tronco de aquel inmenso árbol, con la peonia sobre su ropa, los ojos vendados con una cinta negra, la piel clara bajo la sombra y la intensidad de sus labios en contraste. Sintió la boca seca al verlo así y sus instintos más primitivos y poco caballerosos le robaron el control. A pesar de que pasaron tantos años, todavía se sonroja y siente apenado.

―Tu hermano recibió un shock bastante fuerte.

Con cuidado, Lan WangJi puso la seca peonía devuelta en el libro. Cerró sus páginas—. Ahora que ha encontrado evidencia, no va a tolerarlo.

—Por supuesto que no. Es tu hermano después de todo.

Wei WuXian se sentó y tomó una de las jarras de licor. Lan WangJi volvió a su lectura, pero nuevamente pudo sentir a Wei WuXian mirándolo―. ¿Qué pasa?

Escucha los latidos de un corazón ámbar | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora