Narrador Omniciente
La pequeña familia Vosbein se había instalado formalmente en su nuevo hogar, un lugar que parecía respirar felicidad y posibilidades. La casa era mucho más espaciosa que la anterior, y contaba con un hermoso patio adornado de flores y una piscina reluciente que reflejaba el sol en tonos azules y dorados.
Milk había encontrado en este nuevo entorno un motivo para sonreír. La habitación que ahora le pertenecía era su refugio, un espacio que antes había sido reclamado por su hermana, pero que ahora volvía a ser suyo, un santuario donde podía dejar volar su imaginación y encontrar paz. Este nuevo hogar era su lugar seguro.
Sirilak, por su parte, estaba igualmente satisfecha. No le importaba si su habitación era más grande o más pequeña; el simple hecho de tener un espacio propio la llenaba de alegría. A menudo, sin embargo, terminaba pasando el rato en la habitación de Milk, riendo y compartiendo secretos, como siempre lo habían hecho.
Los días transcurrían, y el primer día de escuela se acercaba a pasos agigantados, a solo un mes de distancia. La anticipación podría haber emocionado a cualquier otro adolescente, pero para Milk, el pensamiento era aterrador. El miedo se apoderaba de ella solo al imaginar cómo sería su vida en una nueva escuela; las experiencias que había tenido en Phuket la habían marcado. Su deseo más profundo era seguir siendo la alumna destacada que siempre había sido, pero ahora su título de primera en la clase estaba en riesgo, pues su hermana Sirilak había comenzado a brillar con luz propia, convirtiéndose en su competencia.
Sirilak, sin embargo, miraba hacia el futuro con optimismo. La emoción de conocer a nuevas personas y hacer amigos la llenaba de energía, y su brillante intelecto la encaminaba hacia un futuro prometedor. Su única rival en el ámbito académico seguía siendo Milk, pero eso no la desanimaba; al contrario, la impulsaba a dar lo mejor de sí misma.
Lo mejor de aquellos días sin clases eran las tardes que compartían Milk, Sirilak, Love y su mejor amiga, View, jugando en el patio y riendo al borde de la piscina. Sin embargo, había algo que perturbaba la mente de Milk. Cada vez que veía a Love, un torrente de sentimientos la invadía, desestabilizándola. Era como si dejara de ser ella misma, convirtiéndose en una versión ajena, perdida en el mar de sus emociones.
Sirilak había notado este cambio en su hermana. La atracción que Milk sentía por Love era innegable, y aunque también experimentaba sentimientos similares, sabía cómo manejar sus emociones sin actuar como "una boba", como solía decir.
No era la primera vez que ambas hermanas se encontraban sintiendo lo mismo por la misma persona. La primera vez había sido con la maestra Engfa, cuya belleza había cautivado a ambas. ¿Quién podría resistirse a la dulce sonrisa y la dulzura de aquella mujer?
Sin embargo, ahora no había diferencia de edades como había ocurrido antes; ambas estaban creciendo, y nada les impedía soñar con su primera historia de amor.
Ambas hermanas.
Ambas con un padre fallecido en común.
Ambas con un lunar en común.
Ambas con un gusto en común: Love.POV Milk
Hoy era uno de esos días en los que el sol ardía con la intensidad del infierno. No es que supiera cuán caliente era allí, pero era una comparación común, y todos parecían comprenderla, ¿verdad?
Sumergí ambos pies en el agua de la piscina, intentando regular la temperatura de mi cuerpo. Había leído sobre esto en internet, así que esperaba que funcionara.
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MISMO LUNAR [MilkLove & LingOrm]
FanfictionMilk era la adoración de su padre. Tenía su carácter, su caminar, su sensibilidad y dos de sus lunares. Desde que ella tiene memoria su abuela le contaba que cuando cumpla 8 años recibiría una noticia y un regalo que le duraría toda la vida incluso...