CAPÍTULO #9

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Esta es una adaptación de la historia de Lynne Graham llamada "Dinastía Griega".————————————————————————Estaba más interesada en el bienestar de los animales y en su jardín, que en una relación. Con la excepción de ella, claro está. Por otro lado, Engfa nunca había creído que una verdadera amistad platónica fuera posible entre un hombre y una mujer. De repente, fue consciente de que Charlotte pasaba mucho tiempo sola. El helicóptero los llevó a un exclusivo hotel de campo. Una mesa embellecida con velas y cerámicas exquisitas los esperaba en una habitación privada. Las ventanas se abrían a un balcón de piedra con vistas al río. Después de elegir lo que iba a comer, Charlotte paseó por el balcón con un vaso de zumo de naranja para contemplar el frondoso paisaje.De repente, sentía demasiado calor y se desató la pashmina. Engfa hacía que sus encuentros se convirtieran en una ocasión especial. Charlotte suprimió una punzada de tristeza al darse cuenta de que echaría de menos la presencia de Engfa en su vida. Pero, de todos modos, a Engfa Waraha le resultaba sencillo organizar estas ocasiones especiales para cualquier mujer. Los ojos esmeraldas de Charlotte adquirieron repentinamente una frialdad de acero. «Un hombre con tres amantes tiene muchas oportunidades para poner en práctica sus encantos», pensó Charlotte. Engfa salió al balcón para reunirse con ella.-Feliz cumpleaños. --Eso no tiene importancia ahora. Tengo algo muy importante que decirte y me gustaría dejarlo zanjado antes de que nos sentemos a la mesa -Charlotte levantó su barbilla y sonrió-.-Nos casamos porque era lo más conveniente...Engfa quedó sorprendida, puesto que, habitualmente, el pasado nunca aparecía en la conversación de ambos.-Yo no diría exactamente eso... -dijo Engfa.-En cualquier caso, eso ya no importa - Charlotte arrugó la nariz-.-Sólo quería decirte que creo que ya es hora de que nos divorciemos.El silencio que precede a una tormenta inundó los oídos de Charlotte.-¿Divorcio? -Engfa la estudió con ojos fieramente entrecerrados-.-¿A qué se debe esta tontería?-No lo entiendo. ¿Tontería?... -Charlotte parpadeó desconcertada-.-¿Por qué es una tontería?-En mi familia no nos divorciamos.-¿No? -Charlotte levantó una sola ceja-.-Bueno, ¡pues gracias a Dios yo no formo parte de tu familia!-Estás enfadada conmigo... -Engfa se apoyó contra la balaustrada-.-Muy enfadada.-Enfadada no es la palabra. Irritada, más bien. Estás sacando de quicio algo que, en el fondo, es bastante trivial...-¿Desde cuándo el matrimonio es algo trivial?Aunque Engfa se estaba exponiendo deliberadamente a un contraataque, Charlotte resistió valientemente la tentación.-Creo que esa pregunta no se merece respuesta, si consideramos que nunca hemos sido un matrimonio normal. De todas formas, quiero que nos divorciemos ahora -dijo Charlotte.-¿Por qué? -los dorados ojos de Engfa ardían como antorchas. El ambiente estaba lleno de vibraciones hostiles. Charlotte se acobardó al pensar en sus ambiciones maternales. Su estado de ánimo no era el mejor para confesarle su intención de tener un hijo.-No necesito darte una razón... -dijo Charlotte finalmente.-Claro que sí tienes que dármela - el tono de Engfa era intimidante. Engfa nunca le había hablado de ese modo y lamentó su tono.-De ningún modo -respondió Charlotte.-¿Qué es lo que te pasa? -sin previo aviso, las bronceadas manos de Engfa se agitaron en un gesto de frustración-.-¿Por qué me estás diciendo esto ahora?-No me hables como si fuera estúpida -con los labios apretados, Charlotte se encogió y se dio la vuelta para contemplar el río.-No era mi intención...-Pues es exactamente lo que estás haciendo.Engfa se enorgullecía de poder controlar su temperamento. Nunca se había imaginado que Pudding pudiera llegar a hacerle perder dicho control. Dirigió a Charlotte una mirada fulminante. Sin que Charlotte se diera cuenta, la pashmina se había deslizado hacia abajo revelando sus suaves y redondeados hombros y la mansa plenitud de sus senos. Engfa la contempló. No podía dejar de mirarla. Sólo la había mirado de ese modo una vez antes, cuando el día de la boda se había fijado en las generosas curvas que mostraba el escote de su vestido. Aquel día había sentido por un momento una punzada de lujuria en la iglesia que casi le había avergonzado.Charlotte poseía esa clase de busto opulento que popularizaron las estrellas de cine de los años cuarenta con sus rebecas ajustadas. De repente, Engfa no lograba concentrarse.-Te traigo aquí, con toda la buena fe del mundo, para celebrar tu cumpleaños y, de repente, sales con esta...-Con esta proposición perfectamente razonable. Ya que tus problemas económicos han acabado, lo lógico es que acabemos también con el contrato legal que hay entre nosotros -acabó Charlotte la frase por ella.-Lo que quiero decir es, ¿por qué te parece perfectamente razonable?-Eso no es asunto tuyo -Charlotte levantó ligeramente la barbilla para mirarlo con sus ojos verde esmeralda llenos de orgullo.-Insisto... -Engfa no podía creer lo que estaba oyendo.-Muy bien... -si quería escuchar la verdad y nada más que la verdad, eso era lo que Charlotte iba a darle.-Empecemos a comer mientras hablamos -Engfa la invitó a entrar dentro, donde el primer plato los estaba ya esperando. Charlotte se sentó. Estaba agitada por la hostilidad que sentía en el ambiente y por un inusitado deseo de enfrentarse a Engfa. Le apreciaba mucho: no tenía ningún sentido destruir la amistad entre ambas, sólo por quedar por encima. Con una mirada de disculpa, Charlotte se esforzó por sonreír y pinchó con el tenedor un jugoso trozo de melón.-No puedo creer que estemos discutiendo -dijo al fin.-Créelo - falto de apetito, Engfa se reclinó en su asiento con actitud de indolencia. No había dejado de dar vueltas a la proposición de Charlotte. Por más que lo pensaba, una única conclusión se imponía con lógica aplastante. Había otra persona en la vida de Charlotte; tenía que haberlo. ¿Por qué otro motivo querría divorciarse? Charlotte la miró de soslayo. La mirada de Engfa quemaba como las llamas de una hoguera, sus ojos del color del ámbar habían estado demasiado tiempo presentes en sus pensamientos. Romper con ella era lo único razonable que podía hacer. Era penoso languidecer a su lado, se dijo.-No tenemos por qué enfadarnos -murmuró sosegadamente-.-Te aprecio mucho...-También aprecias a los gatos, los perros, los zorros, los tejones, los burros, los caballos... todos los miembros del reino animal... y a casi toda la gente a la que conoces.El tono de desdén que utilizó Engfa hizo enrojecer a Charlotte.-Creía que tú también querías divorciarte -dijo ésta-.-No veo cuál es el problema, a no ser que te moleste que haya sido yo quien lo ha propuesto. Nunca hemos estado casados como el resto de parejas...-Y, ¿Quién tomó esa decisión? -preguntó Engfa.-Perdona, ¿Cómo dices? - Charlotte frunció el ceño.-Te he preguntado que de quién fue idea comportarnos como amigas platónicas en lugar de actuar como Esposas.-Siempre creí que era algo mutuo... -la perplejidad de Charlotte se hizo aún más grande.-¿En serio?Engfa hablaba tan bajo, que tuvo que inclinarse hacia delante para poder escucharla.-Y sin embargo, tú fuiste la que no quiso dormir en mi habitación -añadió ella-.-Tú, la que estallaba como una histérica cada vez que intentaba besarte. Tú, la que se agarraba a la primera excusa que encontraba para marcharse de Grecia y alejarse de mí.Charlotte no podía creer lo que estaba oyendo.-Mmh, ¿estás quejándote? - los ojos de Charlotte se abrieron de par en par.-Cuando nos casamos, no estaba precisamente en la mejor posición para quejarme, ¿no crees? -Engfa respiró profundamente, con los labios apretados. Charlotte no tenía idea de dónde quería ir a parar Engfa. Por otro lado, tampoco quería oír hablar del pasado, ya que no soportaba revivir aquel doloroso periodo de infelicidad que había soportado después de morder el anzuelo que la había llevado hasta Grecia. Charlotte sintió cómo se le hacía un nudo en el estómago.——————————¡Gracias por leernos! ¡Deja un comentario y hazme saber lo que piensas! <3Pueden ir a ver las historias del autor oficial y leerlas son muy buenas ❤️

Dinastía (Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora