CAPITULO #20

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Esta es una adaptación de la historia de Lynne Graham llamada "Dinastía Griega".————————————————————————-De hecho, si jugaba bien sus cartas, después de haber acabado con Engfa, hasta era posible que ella deseara darle el divorcio. Mew llegó a la hora del té con la infame revista en la que se habían publicado las fotos.-¿Has visto esto? Me quedé de piedra cuando unos alumnos míos me lo enseñaron y me preguntaron si era yo -suspiró Mew-. -¡Sólo Dios sabe lo que pensará Stella de esto cuando lo vea! ¿Conseguiste el préstamo?-Engfa y yo hemos decidido vivir como un matrimonio normal durante un tiempo -le informó Charlotte de la forma más natural que pudo.-No te creo. Engfa es una donjuán. ¿Cómo es posible que una mujer con un elevado sentido moral como el tuyo quiera estar casada con una persona que tiene tres amantes?Con los ojos cerrados, Charlotte se encogió de hombros. Aunque Mew fuera un buen amigo, algunos planes no estaban hechos para ser compartidos. Estaba planeando unos cuantos golpes bajos y, cuando todo hubiera acabado, Engfa se daría cuenta de que ella también podía luchar suciamente si se lo proponía. Si Engfa usaba el chantaje, Charlotte utilizaría su astucia femenina. ¿Se le habría ocurrido a Engfa redactar algún acuerdo prenupcial para proteger su riqueza en caso de divorcio? Charlotte creía que no, ya que Engfa estaba demasiado acostumbrada a la independiente forma de ser de ella y a las numerosas ocasiones en que había rechazado beneficiarse económicamente del matrimonio. Bien, pues las cosas iban a cambiar. Si Engfa le era infiel, contrataría el mejor abogado matrimonialista de Londres. Y cuando todo acabase, los animales de su refugio vivirían felices para el resto de sus días...La limusina subió por un largo camino flanqueado por una valla de madera y se detuvo en lo alto de una colina. Era el lugar perfecto para obtener una vista de la antigua propiedad que se erguía en medio del vergel. La única ocupante de la limusina, Charlotte, salió del coche decidida a no sentirse impresionada, pero descubrió, al abrir la puerta, que la vista la estaba sobrecogiendo. Nunca le habían interesado demasiado las casas, pero nunca había visto una como Oakmere Abbey antes. Tenía techos de diferentes alturas y chimeneas majestuosamente altas que hacían juego con la piedra antigua de las paredes. Desde lejos, la casa exhibía una belleza y una calidez que encontró enormemente atractivas. El teléfono del coche empezó a sonar y Charlotte se apresuró a contestarlo.-¿Qué tal la primera impresión? -preguntó Engfa desenfadadamente; su acento griego le puso la piel de gallina a Charlotte.-Me gusta el paisaje -Charlotte no quería darle una respuesta entusiasta.-Mira, la reunión se alargó un poco. Todavía estoy a una hora de camino. ¿Por qué no echas un vistazo primero a la finca y a los edificios de la granja? Luego veremos la casa juntos.El chófer, que evidentemente había recibido instrucciones, condujo a Charlotte hacia la granja, donde la estaba esperando el administrador para ofrecerle una visita guiada. Sólo había transcurrido una semana desde que Engfa prometiera encontrar una nueva casa para el refugio y, aunque admitía no sentir demasiada atracción por los edificios antiguos, la nueva casa, una antigua abadía, cumplía con lo que ella consideraba los requisitos más importantes. Cercana a Londres y deshabitada en la actualidad, la abadía tenía terrenos bastante amplios así como cuadras y otros edificios para los animales.Engfa, que estaba acostumbrada a mujeres que nunca le ponían en el brete de tener que ir a buscarlas, encontró a Charlotte en el establo situado detrás de la casa. Con su cabellera de color castaño ondeando al viento y una mano metida en el bolsillo de una ajada chaqueta verde, Charlotte estaba sentada sobre una bala de heno en un establo abierto, jugueteando con un perro y charlando animadamente con el administrador de mediana edad. Sonriente y alegre, Charlotte resultaba increíblemente atractiva y llena de vida. Entonces vio a Engfa e instantáneamente se puso tensa y desapareció la sonrisa que hasta el momento había iluminado su rostro. Dicha reacción hizo sentir a Engfa como si fuera el hombre del saco.Después de saludar al administrador, Engfa tocó a Charlotte con un gesto bien calculado como dándole a entender que debía aceptar el cambio en su relación.-Vayamos a ver la casa... -dijo Engfa-. -Le dije al agente inmobiliario que preferíamos verla solas.Saltando del montón de heno, Charlotte se preguntó si algún día su corazón dejaría de brincar al ver a Engfa. Cada vez que veía sus rasgos bronceados algo se agitaba dentro de ella. Engfa era increíblemente atractiva, siempre lo había sido. Pero además tenía algo muy especial que provocaba en ella el deseo de lanzarse a sus brazos. Intentando apartar su atención de Engfa, Charlotte consideró que, si no aprendía a controlar sus reacciones ante el atractivo físico de Engfa, se humillaría a sí misma y sufriría demasiado. Ignoró la mano de Engfa, que todavía estaba posada sobre su hombro, y metió las suyas en los bolsillos. «Resistencia pasiva», se dijo. «No permitiré ningún tipo de contacto físico. Tengo que tener cuidado. Si le animo, aunque sea sin querer, se aprovechará de mí. Es como si le hubieran programado para aprovecharse de cualquier oponente estúpido y débil. Si no tengo cuidado y le mantengo a distancia, pronto estará agitando un aro delante de mis narices o chasqueando un dedo para hacerme saltar».-¿Qué piensas? -le preguntó Engfa directamente, consciente de que se sentía incómoda en su presencia. La calidez natural de Charlotte se había evaporado. ¿Qué le ocurría? La había presionado un poco para salvar el matrimonio. Ella estaba dispuesta a hacer el esfuerzo y sin embargo Charlotte no. ¿Por qué? Estaba enamorada de Mew Suppasit. No había otra respuesta.-Los terrenos son enormes... El refugio sólo ocupará una pequeña parte de ellos -comentó Charlotte-. -Una propiedad como ésta debe de costar una fortuna.-Puedo permitírmelo. El entorno es inmejorable.En silencio, caminaron hacia la puerta principal de la casa. Las paredes del gran recibidor estaban repletas de elaborados grabados y en el suelo había enormes losas. Engfa frunció el ceño y comentó:-Será muy frío en invierno.Charlotte estaba admirando la gran chimenea de piedra que tenía grabada una fecha del siglo XVI.-Tampoco es bueno para la salud demasiado calor -le dijo Charlotte, con una mueca irónica, adelantándose para explorar una vasta sala de estar con vistas a los bosques-. -Esta vista es impresionante. Es como si no estuviéramos en el siglo XXI.Engfa, que se sentía bastante apegada al siglo XXI y a toda su tecnología, supo mantenerse callada. Se dio cuenta de que Charlotte, que se apartaba de ella en cuanto la rozaba con su sombra, estaba empezando a sentirse en empatía con la antigua arquitectura que la rodeaba. Las habitaciones, cuya decoración no guardaba la menor armonía con el resto de la casa, recibían inmediatamente el adjetivo de «deliciosas» y cada vez que Charlotte veía una chimenea ennegrecida por el humo soltaba una exclamación. La cocina, que era prácticamente un pajar, la calificó de «pintoresca» e informó a Engfa que la falta de calefacción, electricidad y fontanería era previsible. Caía en éxtasis al entrar en habitaciones con vidrieras cuyo aspecto le parecía a Engfa bastante lúgubre, y no veía ningún problema en la práctica ausencia de cuartos de baño.-Dios mío... ¡el dormitorio principal es increíble! -exclamó Charlotte al ver la bañera antigua que había en un rincón de la alcoba y el marco de la ducha victoriano-. -¿No te parece increíble?Engfa examinó los muebles antiguos: «increíble» no era la palabra que le venía a la mente. Francamente, estaba horrorizada. En su opinión, todo lo que habían visto estaría mejor en un desguace. Su apartamento poseía una piscina y una sauna; los baños tenían todos cabinas de hidromasaje y jacuzzi. No se imaginaba la vida de otra manera.-La abadía es más pequeña de lo que pensaba -remarcó Engfa-. -El edificio necesita una ampliación, pero esta propiedad es patrimonio arquitectónico y será un quebradero de cabeza conseguir que aprueben cualquier reforma.Sin prestar atención a lo que decía, Charlotte apartó su mirada del baño y caminó por el polvoriento corredor.-Creo que doce habitaciones son suficientes -dijo Charlotte-. -Pero si crees que no, en la parte de atrás hay un edificio muy bonito que solía usarse como alojamiento para el servicio doméstico. No será difícil construir un acceso desde el edificio principal.La propuesta de Charlotte no causó la menor reacción en el rostro de Engfa.-El estado de la casa es mucho peor del que me esperaba -dijo Engfa.Charlotte, que parecía no darse cuenta de las críticas de Engfa, acarició con veneración una moldura de madera.-Con unas pequeñas reformas aquí y allá bastará -dijo Charlotte.-¿Aquí y allá? -repitió Engfa sin dar crédito a lo que estaba oyendo-. ¡Pero si esto ha estado abandonado desde 1920!-¿Y no te parece maravilloso? Nadie ha tocado la casa en todo ese tiempo.——————————¡Gracias por leernos! ¡Deja un comentario y hazme saber lo que piensas! <3Pueden ir a ver las historias del autor oficial y leerlas son muy buenas ❤️

Dinastía (Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora