La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por todo el mundo entre los fanáticos del deporte.
Lola, es una chica directa y sin miedo a decir lo qu...
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Su mirada verde estaba algo decaída y jugaba con sus manos nervioso. De todas las cosas que pensé que podrían pasarme hoy, nunca imaginé que encontrarme al dueño de mis pensamientos hace un rato aparecería en la puerta de mi habitación.
—¿Charles? —pregunte en un tono suave. Cómo si el hablarle en un tono más fuerte o sorpresivo lo pudiera hacer llorar.
Tenía sus ojos clavados en sus manos pero cuando le hable levanto su vista mirándome algo avergonzado, podía notar sus ojos llorosos ¿Que le había pasado? Debe ser algo que le afecte mucho como para venir a verme a mi y no a alguno de los otros, Carlos, Max o Pierre, que por lo que tenía entendido era con los que mas se llevaba. Pero de entre todos ellos, no lo eligió a ninguno, en su lugar estaba parado en la puerta de mi habitación, intentando decir algo, pero al parecer tenía todas sus palabras atoradas en su garganta.
Al ver que no decía nada y no se movía de su lugar, agarre su mano adentrandolo a la habitación. Cerré la puerta a su espalda y lo guíe hasta que quedamos sentados al borde de la cama. No iba a cerrarle la puerta en la cara y dejarlo ahí afuera.
—¿Paso algo Charles? —volvi a preguntar a ver si me decía algo.
Paso su vista por mi rostro hasta clavarse en mis ojos poniendome nerviosa. Mi mano seguía sosteniendo la suya y se aferraba a ella como si el sostenerla lo salvará de caer directo a un acantilado. Era algo similar a lo que sentí ese día en Australia cuando me encontró llorando. El no me había dado la espalda ese día, y yo tampoco lo haría ahora.
—Perdón por molestarte a esta hora... Pero no quería estar solo y los demás dormían... Pensé que... —Hablo por fin, dejando que una lágrima silenciosa se deslizara por su mejilla. —No sé, es algo tonto, mejor me voy. Lo siento.
Se levantó de la cama pero no lo deje. No lo iba a dejar llorando.
—No creo que sea algo tonto lo que te haga llorar y dar vueltas por todo el hotel Charles... —dije. El desvío su mirada. —Los demás duermen pero yo no... Podes hablar conmigo si eso es lo que querés.
—Son solo problemas con el equipo que no me dejan dormir. —confeso en un susurro que casi no logro escuchar. Me quedé en silencio, esperando a ver si decía algo mas. —Todos estan tensos por la carrera de mañana, es la primera en Italia, ambas son muy importantes para el equipo y toda la presión recae en Carlos y en mi. Y tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno.
Lo entendía a la perfección, pero no porque fuera un sentimiento algo similar al que yo sentía momentos atrás, ese pensamiento de que si te distraes y fallas decepcionas a todos. Lo entendía porque me sentía exactamente igual años atrás cuando Ferrari me prometía el mundo y al final solo lo destruyó. Sabía lo difícil que era estar en el centro de todos, como si fueras la solución a todas sus derrotas pasadas.