El Hermano

Capitulo 11

Una fría ventisca hizo que algunas hojas secas cayeran de un viejo árbol, bajo él y bajo el resplandor de la luna, un joven Camus corría a toda prisa por la carretera. Con su corazón siempre latiendo amenazando con saltarse de su pecho. Sus ojos vieron de un lado a otro, aveces hiperventilando y aveces hasta cayendo, pero aún así sin ningún indicio por detenerse. Detrás de él la iglesia desaparecía a lo lejos, mientras corría a toda prisa su pequeño cuerpo avanzó por las desoladas calles tal cual hormiga desesperada por llegar a su lugar ansiado, el debía llegar a ese lugar, antes de que Saga... Y Kanon...

Antes de que ellos...

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- Me engañaste, para que viniera a este lugar, todo este tiempo...- Saga permaneció de pie con las cejas fruncidas y viendo al frente con una expresión fría, él preguntó a la persona delante de el - ¿Porqué?

Aioros sonrió con ironía, como si fuera el quien hubiera tenido la más grande perdida, el respondió con otra pregunta

- ¿ No lo recuerdas?

La expresión fría de Saga no cambio, Aioros lo entendió, por supuesto, Saga no lo recuerda. Sonrió con soberbia y sadismo, como un loco al que habían despertado de su transe, para Saga fue como ver a dos Aioros completamente diferentes

- Por supuesto que no me recuerdas- La expresión en el rostro de Aioros fué aún más fiera cuando contó - Después de todo, en ningún momento yo signifiqué algo para tí. Me lo dejaste claro en ese entonces. Que nunca, tú nunca...- las palabras no pudieron ser pronunciadas, Aioros tensó los dientes con fuerza y miró a saga con reproche

- No tengo idea de qué hablas - Saga fue conciso

Entonces Aioros parpadeó y dejó atrás su antigua expresión enloquecida, una vez más el volvió a ser una persona completamente diferente, ésta vez adoptando el mismo rostro con él que Aioros se había presentado desde un inicio frente a el.

- ¿ Como has estado Saga? - él indagó con voz suave y tranquila, miró a saga con ojos claros y amables, sonrió - supongo que hay tanto que desconoces- Saga siguió mirándolo fríamente, Aioros le dió la espalda y caminó, de un momento a otro ya no estaban en la misma habitación, estaban en el recibidor, frente a aquel inmenso retrato en el que tanto Kanon ,como Camus y el mismo aparecían. Saga miró pasmado el retrato que ahora parecía ser incluso más grande.

- La historia se remonta a dos siglos atras- La voz de Aioros llegó desde atrás, cerca, demasiado cerca de sus oídos. Saga se estremeció y tembló pues descubrió que no podía moverse. Una mano envolvío su cintura y una cabeza posó en sus hombros, cuando miró de reojo, pudo ver a Aioros mirando el retrato de en frente con ojos añoranza- Allí estabas tú... - empezó a relatar- éramos amigos desde niños, tenías un gemelo idéntico a tí pero no importa cuan igual fuera a ti, a mis ojos tú siempre eras como ninguno...

-Saga... Espera... Ven a ver ésto ¿No crees que es hermoso?

El pequeño de ojos turquesa miró con desgano, despegó su mirada del libro que sostenía para después pasar su atención en el niño delante de él

- ¿ Que es eso ?

Indagó con indiferencia, el pequeño castaño avanzó con aún más confianza, se pegó a él y envuelto en misterio le enseño lo que había entre sus palmas

Los ojos de Saga se abrieron con sorpresa

-¿ Qué es eso?

El brillo de la gema reflejó en los ojos turquesas de Saga, quien veía asombrado la hermosa piedra escondida en las palmas del otro infante. Aioros relató: