☠️💢¿Quiénes son ustedes? 💢☠️

90 3 3
                                    

Al llegar al hogar de aquel chico de tez rojiza el camaleón se apresuró a hablar antes que el ya antes mencionado.

-Esta es tu casa?? Wow! Es gigante.

-No es muy grande, además ni si quiera haz entrado y tampoco entrarás porque no me dejan traer gente a casa..

-Owww vamos! Quiero ver tu casa por dentro, no queda tan lejos de la mía, sabes? Podría venir a verte de vez en cuando!

Sandy se estremeció de tan solo escuchar la propuesta por parte del otro, le parecía una pésima idea, no quería tener al chico que se la pasaba pegado a él todos los días de escuela molestándolo hasta en los horarios donde no tenían clases o en los fines de semana.

-De ninguna manera, no puedes hacer eso y tampoco te atrevas a hacerlo. –Dijo secamente el de ojos violetas.

-Pero..

-Bueno, gracias supongo...por venir a acompañarme hasta mi casa, adiós. -le dio la espalda a leon y abrió la puerta de su casa.

-Nos vemos pronto! —Dijo sonriendo el camaleón.

Una vez que el de tez rojiza se despidió del chico camaleón y cerro la puerta, dejó salir un pesado suspiro demostrando cansancio y algo de dolor en su espalda y brazos por las anteriores 2 caídas.

Decidió ir a su habitación o más bien su refugio que tanto amaba, pero al momento de abrir la puerta, se encontró con algo que temía que pasara pero que tenía que pasar en algún momento. Se quedó inmóvil cuando vió a su padre sentado en la orilla de su cama hablando con su madre sobre algún tema poco menos importante para el de ojeras.

Sintió ganas de correr, quería hacer esa acción lo necesitaba en lo más profundo de su ser, pero sabía que no podía hacerlo, sabía que estaba condenado a estar con sus padres independientemente si quería o no. Fue cuando un sentimiento de miedo empezó a invadirlo ya que tanto su padre como su madre se habían dado cuenta de su presencia, y antes de que pudiera haber reaccionado una cachetada fue puesta en su lugar dejándole su mejilla roja.

-No recuerdo no haberte enseñado a saludar niño inútil! —Dijo la mujer mayor con una expresión de molestia en su rostro.

El adormilado en cambio estaba aguantándose las ganas de romper a llorar, se sentía miserable, solo quería dormir, su día por primera vez en su vida no había sido tan gris como todos los demás, pero ya volvió a serlo de nuevo, ya lo arruinaron TODO por completo y toda la culpa era de esos seres que en vez de amarlo y apoyarlo, hacían lo contrario, se sentía tan impotente en ese instante que no dijo ni una sola palabra para no llorar, reprimiendo sus sentimientos y sintiendo dolor en el pecho y en el nudo que se le estaba formando en su garganta.

- Es que acaso no escuchas niño? Hazle caso a tu madre. —el hombre alto habló amenazando al chico de piel rojiza con lo que parecía ser una regla de metal. Una vez que el de ojeras vió eso sintió que todos sus traumas de la infancia volvían para atormentarlo nuevamente después de tantos años..

- ...L-lo siento! Buenas noches señor, disculpe las molestias —Dijo Sandy con miedo y con la voz algo quebrada.

-Así me gusta.

-Vámonos, no tiene sentido estar con alguien inútil como este niño.

Sin decir ninguna otra palabra sus padres salieron de su habitación dando un fuerte portazo solo para poner de peor humor a Sandy.

El chico no estaba molesto, en su lugar estaba triste, sentía que estaba apunto de explotar. En efecto, así fue, el de tez rojiza apenas sus padres le cerraron la puerta de una forma tan bruta rompió en llanto acostándose en su cama y tapándose con las mantas de esta misma, desde ahora todo iba a ser peor y no sabía por cuánto tiempo iba a durar aquel tormento.

Weirdo.. Brawl StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora