cuatro

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Unos días después


Teo jugaba en su habitación, mientras que Harry, sin importarse de que Calum estuviera en la cocina mientras preparaba café, intentaba ignorar todo lo que decía el omega. La puerta principal estaba entreabierta, porque no iba a cerrarla y darle la invitación a quedarse.

— Harry, tenemos que hablar, ya basta de ésto. No quiero que Teo nos escuche discutir, pero no puedo seguir así, tenés que calmarte.

— ¿Cómo querés que esté tranquilo después de lo que hiciste? ¿Sos consciente que te encontré en bolas en nuestra cama con otro?

— Abrirle las piernas a alguien más no quita que te ame, es solo sexo no... –

— Trola de mierda – interrumpió – En vez de pelear por nosotros y pedirme más atención, vos sabés que lo hubiese hecho si me lo pedías, si me decías que reduzca horas, pero no – Calum dio un paso agresivo hacia adelante, tratando de intimidar.

— ¿Hasta cuándo vas a seguir con esto? Cometí un error, ¿Está bien? Pero no me vas a sacar de su vida.

— ¿Cómo pretendés que confíe en vos después de esto? ¿Cómo me pedís que te deje estar cerca de nuestro hijo después de descuidarlo así? Louis bien pudo ser un loco de mierda, lo traías y le hacía algo. Es un cachorro, necesita que lo cuiden y era tu única tarea, que no pudiste hacer – El menor levantó la mirada de sus juguetes cuando escuchó su nombre y se acercó a la puerta, y aunque no se dejó ver no pudo evitar comenzar a llorar.

— Me equivoqué tanto en elegirte como alfa – Harry frunció el ceño, sintiendo que su ego se derretía y caía por entre sus entrañas – pensé que ibas a ser perfecto y ni embarazarme pudiste que tengo que tener un hijo que no es mío – el ojiverde se paralizó – al menos Louis quizá lo hizo.

— Cachorrito, vení un segundo – llamó. Cabizbajo salió de la habitación y se acercó a su papá alfa. Tenía los ojos rojos, pero solo Harry vió eso porque Calum no pudo bajar la mirada – yo sé que es feo pero con tu mamá nos vamos a distanciar un tiempo, y queremos que elijas con quién te vas a quedar éste tiempo.

El cachorro comenzó a llorar de nuevo y abrazó a su papá, que lo cargó en brazos y masajeó su espalda.

— Con vos, no quiero volver a verlo – hipó.

Calum miró al suelo, pensando en lo que había dicho y simplemente salió del departamento.

Louis entró con una bolsa de supermercado, mirando con pena al niño, y a su padre al borde del llanto. Cerró detrás de él y dejó las cosas sobre la mesa.

— Mirá quién está acá – tragó saliva, limpiando las mejillas de su hijo. El alfa de ojos azules se le acercó y sonrió, dejando su mano en el hombro del ojiverde.

— Teo, ¿Querés que te prepare el desayuno que me hacía mi papá cuando tenía tu edad? – propuso el mayor. El cachorró asintió, limpiandose los ojos y bajando de los brazos de Harry.

— ¿Escuchaste algo?

— Toda la cuadra escuchó. Calum grita mucho – al ojiverde le incomodó un poco el comentario por el doble sentido que le dió su mente, pero lo ignoró.

— Voy a llamar y decir que estoy enfermo, no puedo ir a trabajar – sorbió por la nariz, dirigiéndose a la habitación a buscar su celular.

Harry se encerró en su habitación por un momento, tratando de calmarse. Después de unos minutos le envió un mensaje a la directora de su sector explicando su situación porque sabía que lo entendería, ella pasó por lo mismo hace pocos meses. 

Le dió la semana libre para arreglar su vida, pero que a cambio debería hacer extra de clínica cuando regresara, a lo cuál accedió sin dudar. 

Ese hombre es supermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora