seis

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— ¿Puedo pasar? Hay unos dinosaurios acá que no me dejan – no obtuvo respuesta – Cachorrito... ¿Estás ahí? – abrió la 'puerta y se encontró con el pequeño moqueando y lloriqueando, abrazado a su peluche. El alfa entró con cuidado, haciendose lo más diminuto posible para no destruir nada – ¿Qué pasa?

— Quiero un abrazo – Harry asintió, sentándose a su lado. Teo se acomodó sobre él, abrazandolo hasta donde sus manos le permitían mientras que su papá lo rodeó con sus brazos y acarició su cabello. Su cachorro suspiró, cerrando los ojos.

Decidió que a lo mejor, en ese caso, lo ideal era decir nada, sino dejar que Teo se tranquilice con su aroma, y si quería hablar con él, que dudaba porque aun le costaba expresar sus sentimientos, ahí estaba.

— Papá me duele acá – señaló su pecho, casi en su corazón. Harry lo acomodó mejor contra él y masajeó la zona; era angustia, pero al pequeño no le gustaba ponerle nombre, le abrumaba.

Sabía que no era nada más grave porque cada vez que mimaba esa zona cuando estaba triste lloraba despacito, partiendo el corazón de Harry.

— Todo va a estar bien mi cachorrito hermoso, papá te cuida – besó su cabecita.

— No te vayas, nunca.

— No me voy a ir a ningún lado – comenzó a acunarlo apenas – siempre voy a estar para vos.

Harry continuó acunando a Teo, dejando que el silencio y su presencia hicieran el trabajo de consolarlo. Teo, poco a poco, comenzó a calmarse, respirando profundamente al ritmo de su papá, hasta que se volvió lento.

Después de un rato, Harry sintió que Teo se relajó en sus brazos, los sollozos se convirtieron en suspiros suaves. Acarició su cabello, permitiendo que la tranquilidad se asentara en el ambiente.

Louis escuchaba la conversación contra la pared, llorando sin contenerse pero en silencio con la escoba en la mano, aferrándose a ésta.

Pensaba en su antigua omega, que murió en parto, y en su cachorrito, al que hace años había perdido por una cardiopatía congénita, porque al parecer el universo estaba en contra suya quitándole a todas las personas que quería. Estaba rogando a Dios que le diera esa oportunidad, que pudiera acompañar a ese alfa con su cachorro y sanar esa parte de él que nunca lo hizo.

Quería ser el superhéroe que los salvara.

Ese hombre es supermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora