Babilonia

Capítulo 5: Una tarde complicada

Sólo de sentarse juanto a mi, me corrí al otro extremo de la mesa como hizo Abril. La unica frase que le dije fue: bienvenido a tu nuevo puesto, a lo que él respondió un gracias en tono amable casi en susurros. Pensandolo bien nunca lo habia tenido tan serca, por lo que lo observé detenidamente.

Su cabello era de un color amarillo dorado, me atrevería a decir que como el de ricitos de Oro, su piel era algo pálida y delicada como la mas fina porcelana que hubiera existido, sus mejillas casi siempre estaban teñidas de un rosa lijero, lo que le daba una apariencia amistosa y agradable. Sus ojos eran despiertos pero ausentes e inexpresivos, ya que cuando se perdían en una mirada al vacío, no parecian tener un alma en su interior y sus labios eran sencillos y no tan gruesos. No era de estatura muy alta y su físico era común y sencillo sin nada exagerado, su voz por las veces que intervenía en clases, sonaba a la de alguien noble y puede que hasta dulce con un toque tímido,  y en sus palabras siempre las eses y zetas resonaban más que las demás como si tuviera ascento ademásde de su tono bajo.

Pensé que tenerlo al lado iba a ser un fastidio porque estaría ordenandome que escribiera, o que no hablara porque no lo dejaba atender o tal vez cosas como marcar el límite de la mesa pero no. Desde que  llegó se mantuvo ahi quietecito sin decir nada, nisiquiera cuando me dormí en clase de Literatura en dónde casi me llevo toda la mesa y con mis manos invadi su espacio y aun así no dijo nada, sólo se acomodó en el pequeño lugar que le dejé cuando bien pudo haberme empujado o despertado.

El resto de las clases siguieron y yo seguía con mi evaluación en todos los sentidos, y la verdad creo que estaba equivocada con respecto a él. No es menos sierto que siempre está en silencio, de hecho recuerdo haber mensionado que no habla con nadie y no es que se haga el inteligente como yo creía, sinó que lo hace para salvarnos. Veran, cuando los maestros hacían las preguntas nadie queria responder o simplemente no sabían,  lo cuál enfurece mucho a los profesores y es ahí cuando Vicky intercede y lograra apaciguar su ira y él solito termina resolviendo todos los ejercicios posteriores. De hecho, creo que así ha sido siempre, sólo que yo creía que lo hacía para darse aires de superioridad lo cuál no era verdad, los maestros siempre lo halagaban aunque éste no hiciera nada, cosa que a él parecía incómodarle y sólo me vine a dar cuenta cuando me lo sientan al lado. Me pude dar cuenta de que esa opinión que teníamos era injusta y equivocada ya que él es un chico perfectamente normal, lo único inusual e incómodo es su fuerte fragancia con olor a caramelo y su manera tan peculiar de sentarse.

Lo estuve observando desde el principio y nunca cambio su posición, veran: desde el primer momento en el que se sentó, adoptó una postura recta y alineada, como si fuera un soldado que no puede doblegarse, asi se mantuvo todo el tiempo, como si su columna se hubiera convertido en una linia recta bien trazada ¿pero como aguantará tanto?. Si yo me hubiera sentado asi, en dos minutos ya me dolería la espalda, sin embargo a él no parecía molestarle en absoluto. Otra cosa que no podía pasar por alto era su manera tan peculiar de vestir, en esta ocasión traía un suéter ligero de un tono azul seleste que combina con sus ojos pero en otras ocasiones trae uno rosa, siempre alterna esos dos colores y uno amarillo claro de vez en cuando. Aunque eran prendas diferentes todas eran del mismo color, como si se tratara se un armario personalizado, pero sus libros y lápices no se quedaban atras, ni su mochila, ni sus zapatos ni las medias ya que tambien eran de estos colores ¿Pero de que caja sacaron a este muñeco de porcelana?. Fue lo único que pensé y por primera vez estuve de acuerdo con los maestros, Vicky era un niño perfecto.