Pureza <Tristán x Nasiens>

Capítulo 2: El Color de tus Ojos

Todos los personajes de esta historia son mayores de edad.

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Nakaba.
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Anteriormente.

Se dirigió a su lugar preferido, un pequeño lugar con césped y rodeado de flores. Más se sorprendió al encontrar a alguien más allí.

Ella estaba sentada en el cesped bajo la luz del sol, rodeada de todas esas bellas flores.

Con un hermoso vestido blanco no muy revelador, que si ponía atención tenía detalles en azul cielo que destellaban con la luz.

Con su cabello castaño chocolate, suelto hasta un poco más abajo de sus hombros.

Mientras en sus manos sostenía una flor tan blanca como su vestido.

Era un retrato hermoso, por donde lo vieras gritaba belleza, realeza, inalcanzable, y sobre todo...

Pureza.

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Tristán se congeló en su lugar, deslumbrado y un poco extrañado por la persona sentada en el césped a unos metros de el.

Al principio no la reconoció. Pero luego recordó quien era.

"Es Nasiens, la compañera de Percival" pensó.

Se preguntó que hacia allí tan temprano en la mañana.

Iba a seguir pensando, pero un sollozo lo saco de su mente.

Miro al frente, y por alguna razón se le estrujó el corazón.

Por el rostro de bella dama frente suyo, se deslizaban gruesas lágrimas, sus labios estaban en una mueca de dolor y sus ojos se encontraban hinchados.

Inconscientemente se fue acercando a ella, sin despegar su mirada.

"¿Porque lloras?" Se preguntó.

Más se sorprendió cuando ella dio un brinquito en su lugar y volteó su rostro para verlo.

-¿Disculpe? -dijo temblorosamente -¿Dijo algo Príncipe Tristán ?

Y allí pudo verlos, unos hermosos ojos color ámbar, opacados por las lagrimas.

Oh, al parecer pensó en voz alta.

-Yo este... - se puso nervioso, otra ves estaba espiando - Lo siento Lady Nasiens, venía de paso y la vi -Se explicó -Pero no pude evitar, preguntarme la razón de sus lágrimas.

Nasiens se sorprendió por la respuesta, ella no se esperaba encontrar con nadie en el jardín a esas horas.

-No es nada, solo... -Suspiro y miro al frente -queria tomar un poco de aire.

Tristán pudo notar su melancolica mirada, al parecer la ha estado pasando mal.

Decidió no seguir preguntando, y en su lugar se sentó a su lado en el césped, en completo silencio, solo dando su compañía.

Eso es algo que aprendió de sus padres, aveces una compañía silenciosa, era mucho más reconfortante que decir mil palabras.

Se quedaron sentados uno al lado del otro por un rato, solo admirando las flores del jardín y las abejas que se posaban en ellas, extrayendo el néctar de estas.

Sintiendo el viento soplar y mover sus cabellos, escuchando los pájaros cantar, al parecer uno había hecho su nido en uno de los árboles y sus polluelos no dejaba de piar.

-Gracias. -Dijo suavemente Nasiens después de un rato.

-No hay de que. - dijo en un tono bajo -Aveces estar en silencio es mucho mejor, en especial cuando estás triste.