27. Abuelos

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La mañana era fría y los nervios de Beomgyu estaban a flor de piel, su corazón estaba acelerado y la razón de ello era más que obvia, se estaba dirigiendo al restaurante dónde vivían las personas que recibían sus fotos, no sabía que encontraría ahí, no sabía si era algo bueno o malo, solo sabía que probablemente estaba a punto de saber más sobre su familia.

Suspiró y miró por la ventana del taxi en el que iba, se abrazó a si mismo y cerró los ojos, tenía miedo y no podía ocultarlo, todo le daba una sensación de que quizás eso no estaba bien, quizás lo mejor era no saber nada y simplemente seguir con su vida pero... si no sabía la verdad era probable que la duda lo molestara todos los días, no podía dejar que eso ocurriera, tenía que ser valiente y seguir con la investigación, ya estaba muy lejos como para echarse para atrás.

El taxi paró y sus nervios se intensificaron al instante, no podía ser cierto, ya estaba frente al restaurante, no era uno muy grande, era pequeño y viejo. Suspiró una última vez antes de entrar y se mentalizó, no podía rendirse. Pagó al taxista y posterior a ello se bajó para acercarse a la puerta del restaurante. La puerta estaba abierta y el delicioso aroma invadió las fosas nasales de Beomgyu, sonrió y miró hacia los adentros del restaurante. Habían pocas mesas, las paredes estaban llenas de cuadros y flores, el piso ya estaba gastado, todo indicaba que ese restaurante era el mismo de la foto donde estaba con sus padres.

En frente de todas las mesas estaba la cocina, con el semblante serio, temeroso y a pasos lentos Beomgyu se acercó a quien estaba cocinando, era una mujer de edad avanzada, estaba concentrada en lo que hacía que ni siquiera volteó a ver a Beomgyu, simplemente habló pero a Beomgyu le fue imposible saber lo que decía ya que lo hizo en chino. Al no obtener una respuesta la mujer alzó la mirada y sus ojos se iluminaron al ver a Beomgyu quien arrugó el entrecejo e hizo una mueca pues no sabía la razón de la reacción de la mujer. Rápidamente la mujer soltó la cuchara con la que estaba cocinando y pegó un grito, parecía que había visto a un fantasma.

La mujer llamó a alguien y en pocos segundos un hombre de edad avanzada se hizo presente, de igual forma el hombre se quedó estático al ver a Beomgyu quien seguía sin saber el porqué de ello.

—¿Qué pasa? —preguntó Beomgyu con temor.

La mujer salió de la cocina y con lentitud se acercó a Beomgyu para tocar su mejilla. Beomgyu sintió una gran calidez al sentir el tacto de la mujer, su mano era suave y cálida, por alguna razón el pecho de Beomgyu sintió una calidez que nunca antes había sentido.

—Choi Beomgyu —dijo la mujer con la voz entrecortada.

Beomgyu abrió los ojos con sorpresa al escuchar esas palabras, ¿cómo sabía su nombre? ¿quién era? ¿quiénes eran?

El hombre de igual forma se acercó a ambos y con temor tocó la espalda de Beomgyu. Los ojos de la mujer comenzaron a llenarse de lágrimas, lágrimas que fueron contagiosas pues de igual forma los de Beomgyu se llenaron de estas.

—¿Quienes son ustedes? —preguntó Beomgyu con dificultad.

El señor se acomodó los lentes que llevaba y habló, esta vez Beomgyu si pudo entender pues para su sorpresa hablaban muy bien el coreano.

—Abuelos, somos tus abuelos Choi Beomgyu.

¿Abuelos? ¿Era una broma? ¿En serio eran sus abuelos? ¿Por qué no sabía de ellos? ¿Por qué nunca lo buscaron? ¿Por qué recibían fotos suyas? Todo era tan confuso, Beomgyu no podía creerlo.

—¿Qué? —preguntó con más temor.

La señora dejó de acariciar a Beomgyu y asintió, con rapidez salió de la cocina y se adentró a la casa. El señor dirigió a Beomgyu a una de las mesas y pidió a uno de los meseros que le llevaran agua.

My personal pilot [Taegyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora