03. ¿Aliados?

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El viaje había tardado dos días. Una de las noches se habían visto obligados a acampar a la intemperie, pues no había caserones de paso como en la rutas que se conectaban con otras ciudades. Pero todo había quedado atrás cuando a la distancia divisaron el enorme cartel de CWB.

A diferencia de la ciudad anterior, en esta había un mayor desarrollo y muchas personas. Se despidieron del señor Alí luego de ayudarlo a dejar sus cosas y emprendieron la marcha hacia la zona de vehículos.

-¿Hacia dónde iremos ahora?

-No lo sé. Debemos conseguir un mapa primero -explicó Aliz- De cualquier modo, la mejor forma de salir de aquí es en tren. Iré a comprar los billetes mientras ustedes buscan el mapa. Nos vemos aquí en media hora. Si no he regresado pueden ir a buscarme a la estación -sugirió y se marchó sin mirar atrás.

-Supongo que debemos ir a por un mapa -comentó Jagg- ¿Por dónde comenzamos?

-Por allí -Roy señaló una tienda de souvenirs- Aunque lo más inteligente hubiese sido que Aliz consiguiera un mapa en la estación. Estoy seguro de que allí hay.

Ambos chicos emprendieron la marcha a la tienda mencionada. Además de ellos dos había otras tres personas. Entre ellas, solamente una parecía tener su edad. Era un muchacho bastante alto, de piel grisácea, que usaba un gorro del que sobresalían unos mechones verdes. Llevaba una bolsa y seleccionaba objetos compulsivamente para luego llevarlos al mostrador. Además de él había una mujer con una señora que parecía ser su madre.

-Creo que esto es todo -comentó alegremente el muchacho al dependiente- ¿Acepta tarjeta de crédito?

-Por supuesto -el empleado suspiró, dedicándose a pasar cada uno de los productos por la máquina. En buen tiempo podría tardar media hora.

-Oh, espere. Me faltó uno de estos -el joven se acercó a tomar una pelota pequeña, del tamaño de un puño. Al cogerla esta se deslizó entre sus dedos y cayó al suelo, justo a los pies de Jagg- Oh, lo siento -le sonrió luego de recogerla y, como si nunca hubieran estado allí, los ignoró completamente.

-Bueno, busquemos el mapa -sugirió Roy, evitando fijar su atención en el otro. Su amigo estuvo de acuerdo.

Tras cuarenta y cinco minutos, el dependiente pudo escanear todos los productos del de mechones verdes y cobró. Fue entonces que Jagg y Roy se acercaron al mostrador.

-Disculpe. Buscamos un mapa del mundo. Por casualidad...

-Ese joven se llevó el último -expresó de mala gana, arrugando la cara- Lo peor es que no creo que vaya a usar nada de eso que compró -bufó- No hay nada más molesto que los niños ricos de compras. Lo único que consiguen es hacer perder el tiempo y la paciencia de los trabajadores -el hombre siguió despotricando contra el otro, pero los chicos se hallaban bastante lejos para escucharlo.

-Disculpa... -lo llamó Jagg- Nos hace falta un mapa y el de la tienda nos dijo que te llevaste el último. ¿Podrías...?

-¿Mapa? Oh, sí. Creo que compré uno... Mmm. Veamos si recuerdo en cuál de las bolsas lo dejé -puso sus compras sobre el suelo y comenzó a buscar bolsa por bolsa, pero se rindió a la tercera- ¿Y si mejor me acompañan? Verán, vine con un amigo y es posible que él les pueda dibujar un mapa. Es bueno en esas cosas.

-¿Para qué compras un mapa si viajas con alguien que es capaz de dibujar uno a la perfección? -se quejó Roy por lo bajo. El otro iba tan distraído que no lo escuchó. Siguieron caminando hasta detenerse junto a un auto. El joven guardó todas las cosas en el maletero y posteriormente tomó la manija de la puerta del piloto. Inmediatamente el vehículo se transformó en una cadena que el muchacho se puso en el cuello.

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⏰ Última actualización: Jul 17 ⏰

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