02. Una ciudad de viajeros

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RSZ

Aliz, Jagg y Roy avanzaban bajo el cielo nocturno hacia la próxima ciudad. Ya no les quedaban bocadillos ni agua. Estaban agotados y para empeorar las cosas, en cualquier momento podían ser la cena de los predadores nocturnos que habitaban la zona. Habían agradecido que el sol se marchara para dejar de sentir el calor, pero ahora se preguntaban si realmente había sido lo mejor. Jagg y Roy se cuestionaba el por qué no se habían preparado mejor, pero la verdad es que no contaban con experiencia, por ser su primera vez saliendo de la ciudad.

-Me duelen los pies -se quejó Aliz.

-Debe ser difícil para ti. Siendo tan pequeña seguro sientes que has caminado el doble que nosotros -comentó Jagg como broma, pero debido a que él también estaba cansado su tono no salió burlón, sino vago.

-No te doy con la flauta porque me duelen los brazos -se quejó ella. Roy había estado en silencio todo el tiempo.

-Tampoco es que fueras a llegar. Tus brazos son realmente cortos -volvió a burlarse, esta vez recibiendo un golpe bastante fuerte en el brazo- ¿Qué haces? -se quejó.

-Oh, parece que mi brazo si alcanzó al final -ambos se fulminaron con la mirada. El otro estaba a punto de replicar pero entonces se produjeron temblores en el suelo. Lentamente los tres miraron hacia atrás. A lo lejos venía una estampida de barcas a toda velocidad. Si se quedaban justo en el centro serían aplastados o devorados. Ninguna de las dos opciones resultaba ventajosa.

-¡Son barcas! -exclamaron Roy y Jagg a la par, aterrados. Por su parte, Aliz se mostraba bastante relajada.

-¿Qué tienen de malo? -preguntó con indiferencia.

-No lo sé. ¿Quizás que sean aves carnívoras? -comentó Jagg con ironía. Aliz no mutó su gesto.

-Los humanos también son carnívoros y no por eso les huyes -aseguró- Además, son criaturas bastante interesantes.

-¿Interesantes? -Jagg comenzaba a desesperarse- ¡Son monstruos!

-No lo son. Son criaturas muy interesantes -aseguró, sacando su flauta otra vez- ¿A cuántos animales de tres patas conoces?

-¿Les parece una conversación a tener cuando estamos a punto de ser aplastados? -intervino Roy, buscando apresuradamente una salida. Nada. No había túneles secretos o algo que pudiera salvarlos y, aunque desearan correr hacia un lado, las aves los seguirían.

-Soy una controladora de bestias. Puedo pedirles ayuda para que nos dejen cerca de la ciudad -explicó la chica- Esos a los que llamas monstruos serán nuestra salvación.

-¡Haberlo dicho antes! -se quejó Jagg y suspiró aliviado- Pensé que moriría sin cumplir la mayoría de edad -Roy rodó los ojos ante el dramatismo de su amigo. Aliz sonrió y comenzó a tocar. La marcha de las barcas fue aminorando y para cuando llegaron junto a ellos, eran suaves pasos sobre el duro suelo.

-Dicen que pueden llevarnos -expresó Aliz mientras tocaba la cabeza del ave frente a ella- Vamos -se subió- ¿Qué esperan? Las barcas también tienen cosas que hacer.

-¿Estás segura de que...? -Roy pasó por su lado, subiéndose a otra de las aves. Jagg suspiró y el animal junto a él emitió un graznido.

-En términos amables, dice que te subas -Aliz rió y el chico se apresuró a obedecer ante la mirada furiosa del ave. Una vez montados, las barcas retomaron la marcha hacia la ciudad más cercana, tal como les había pedido Aliz- Ellas nos dejarán a una distancia razonable de la ciudad para no causar problemas con los pobladores -dijo, quedándose dormida. Resultaba increíble que lo consiguiera debido al movimiento, pero no dio señales de quejas. ¿Qué clase de vida habría llevado hasta el momento?

RIVER: el nacimiento del fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora