U de Unión

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A la distancia en la que estaba Miles no podía distinguir al hombre que bajaba lentamente de la camioneta, el sombrero negro tapaba su mirada, pero se observaba como una camisa con bordados se aferraba al tórax del hombre, sus botas estaban bien pulidas y él estaba acomodando sus mangas, las tenía arremangadas y asomaba un poco de su antebrazo, el viejo había salido de su casa también, había empujado al muchacho atrás suyo y con su fuerza hizo lo posible por sacar el pecho y verse más imponente, aunque a duras penas.

Miles y Don Carlos median aproximadamente 1,74, en su juventud era un hombre más alto, pero la edad re encoje, ya sabes, aunque aún asi no esperaban tener que voltear su mirada hacia arriba, era una maldita pared de ladrillos, un hombre bien construido y con una constitución increíble, ya sabían porque las señoras habían quedado encantadas.

Don Carlos, trago saliva en silencio y se permitió sostenerle la mirada, Miles por otro lado, se quedó en shock, el hombre desde lejos daba miedo y su perfume olía a esa distancia (también olia a qué tenía dinero), esto impresionó al muchacho, pero recibió una punzada en el estómago al escucharlo hablar. Su voz era como terciopelo, pero imponía, el ensombrerado  soltó sus palabras con seguridad.

—Mucho Gusto, Don Carlos, quería venir a presentarme directamente con todos por los alrededores, para tener en cuenta los nombres, mi nombre es Miguel, es un gusto conocerlo— Menciono extendiendo su mano hacia el anciano, Don Carlos aunque terco, acepto el saludo y tuvo que responder con la mayor amabilidad posible  —El gusto es mío Don Miguel ¿Que lo trae hasta "La terquedad" no somos muy conocidos— insistió en sacar información el hombre.

Miguel solo sonrió y dejo ver sus caninos, mientras movía la cabeza en negativa y ponía sus manos en sus caderas

—Queríamos expandir nuestros horizontes, recorriendo la frontera encontramos este lugar y es agradable el silencio, es cómodo—  soltó cortante el hombre más grande, veía como el hombre más viejo asentía ante su respuesta y cruzaba los brazos —Eso es bueno, expandir el negocio supongo—.

Los guardias del moreno se quedaron tensos, ese señor sabía más de lo que debía y estaba haciendo su propia tumba con tantas preguntas, Miguel un poco harto iba a rematar, hasta que una voz interrumpió al anciano de dar una nueva respuesta —Don Carlos, ya vio la hora, tenemos que almorzar y se tiene que ir a dormir, como le indicio mi ama, órale, vamos, espéreme adentro—.

Miguel no había notado al muchacho hasta ese momento, era del tamaño del señor, pero al ser un hombre robusto lo estaba tapando totalmente, él hombre rezongo y se fue de a poco metiendo a su casa, mientras blasfemaba por lo bajo, a pesar de no parecerle a Miguel, lo mejor sería no adquirir de enemigo a un viejito que sabía de primera mano a qué se dedicaban.

—Disculpe a Don Carlos, él es un poco testarudo, no sabe ya lo que dice— Dijo observando en la dirección por la que se había ido el anciano, Miles mintió un poco al final, no iba a dejar que mataran al viejito por esa falta de respeto, en todo ese tiempo, no había podido ver al hombre bien y al voltear, cruzaron sus miradas al fin, fue impactante, un rostro demasiado atractivo, con unos pómulos altos y que brillaban ante la luz solar, el cabello semirizado del hombre y unas ojeras profundas bajo los ojos, se quedó pasmado, pero no era el único,.

Miguel no sabía que decir, el muchacho era ciertamente lindo, tenía un tierno cabello afro, se veía esponjoso a decir verdad, sus mejillas estaban rosadas, tal vez por el sol, pero lo destacable fueron los orbes cafés que le dirigían la mirada, era como un abrazo al alma, no supieron cuánto tiempo se quedaron estáticos hasta que Peter y los dos esbirros tosieron un poco para interrumpir, salieron ambos del trance solo para soltar un pequeño bufido, definitivamente Miles no debía pensar que ese hombre estaba BUENÍSIMO.

Miguel apenas iba a pedir el nombre del chico hasta que Don Carlos interrumpió desde dentro —Cervatillo, no que mucha prisa, métase, órale!— el muchacho grito un "Voy" y se aproximó a decirles al grupo "Disculpen y Permiso" antes de correr a la casa.

Los cuatro quedaron estáticos en su lugar, hasta que Peter rompió el silencio —Pues, aquí se rompió una jerga no?— Miguel solo lo volteo a ver con el ceño fruncido ante su comentario tonto y camino de regreso a la camioneta antes de salir de los terrenos del hombre. Ese joven tenía algo y lo iba a averiguar, aunque fuera solo un asunto más en su lista de pendientes.

Dentro de la casa del señor Carlos, el muchacho de piel caramelo era regañado por el hombre, pero Miles no estaba prestando atención, toda estaba dirigida al hombre fornido, nunca había pensado de más en alguien, ese hombre era más de lo que el muchacho pudiera masticar, dio un suspiro y comenzó por ayudar haciendo la comida, tal vez debería llamar a sus amigos y saber cómo estaban, eso lo relajaría un poco













les juro q kiero meterle amor a esto ahora sí, pero ME URGE ESCRIBIR Q YA SE AMEN AAAAAAA, bonita noche todos, de aceptan ideas y CRÍTICAS JAJAJA

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⏰ Última actualización: Jul 17 ⏰

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La Pantera y el Cervatillo [FlowerFang 🌻🩸]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora