Doce.

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-A ver si entendí- dije yo-¿si te perdono me sueltas y dejas de fastidiarme?- le dije no muy convencida.

El hizo una especie de sonido, afirmando lo que había dicho, algo así como un "Ujum".

¡Que tonta! Como es que no pienso antes de actuar- me dije a mis misma después de que le contestara:

-Entonces no hay trato- dije seria, porque la verdad, me gustaba que me fastidiara, que me siguiera a todos lados, que le diga que no a los demás por mi, que fuese que si única para el. Y si lo perdonaba, no habría más abrazos, discusiones y peleas, risas y disculpas al final de estas, y eso es algo con lo que no puedo vivir.

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