Capitulo 3: Hambre.

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Clay había sido incapaz de entrar en el pub, había demasiadas dudas asomándose por su cabeza y con la tensión que estaba viviendo últimamente, nada ayudaba a que pudiera tomar decisiones de forma coherente. Todo el problema con Viktor le había llevado a una serie de situaciones que eran bastante surrealistas. Nunca a lo largo de su vida se hubiese imaginado trabajando para un miembro de la mafia, mucho menos ahora intentando encontrar una salida para mantenerse con vida pero debía responsabilizarse de que fue su error pensar que podría seguir delinquiendo al lado de su mejor amigo como si nada pasara con la excusa más barata posible: ¿Si robaban a ricos qué de malo tenía embolsarse algo que ellos tenían por multiplicado?

El Karma.

Eso si que no lo había contemplado al igual que acabar conociendo a Dimitri unas semanas atrás y que ese hombre estuviera arrasando con todo a su paso aún cuando no habían cruzado ciertas líneas.

Dimitri era ese tipo de persona, que debía evitar por completo porque nada más verle, supo que le llevaría a un abismo. Ese aire misterioso, esa forma tosca de tratarle pero que no era más que una fina capa de lujuria escondida tras todas esas órdenes y miradas fijas. Un hombre que podía tener a cualquiera pero que le escogió a él para hacer de su mundo un caos y no, no se sentía especial, estaba acojonado.

Si cruzaba esa línea no habría retorno y se conocía tanto a él mismo, que sabía que acabarían matándose mutuamente o al menos, arruinándose la vida.

"Vete... pareces idiota." Clay meneando la cabeza de un lado a otro mientras miraba la puerta del pub, se colocó bien la chaqueta para resguardarse del frío. Pegando un respingo cuando notó que detrás suyo se colocaba alguien demasiado alto y con demasiadas confianzas, bloqueándolo y haciendo que su corazón trepara por la garganta. Volteando ligeramente su rostro para encontrarse con los ojos negros de Dimitri que le observaban, fijos. "No iba a entrar..."

"Hmm..." Dimitri se quedó callado observando al chico que con la nariz roja por el frío y visiblemente nervioso, se apartaba ligeramente de él para encararle. Cuando le vio de lejos, supo que era él y que estaba meditando si acudir al encuentro o no, así que antes de que fuera a vacilar, se adelantó. "Tampoco era un buen sitio para hablar."

"Ya..." Clay llevándose las manos a los bolsillos se sintió realmente incómodo, no por la presencia del mayor sino por la situación. Abriendo los ojos con sorpresa cuando notó una de esas manos poderosas agarrarle con firmeza su brazo y como literalmente le arrastraba a lo largo de la calle, en un inicio no queriendo resistir pero llegado a un punto que su conciencia aterrizaba, frenando ligeramente el paso. "Dimitri.. para, por favor."

"Cállate." Dimitri apretando los dientes, no soltaba ese brazo, haciendo uso de su fuerza para que ese chico siguiera andando, no quería montar un número, quería la mayor intimidad posible y estar en medio de esa jodida calle no ayudaba.

"Joder, para..." Clay frenando en seco, consiguió que el de cabellos negros le prestara por unos instantes atención, viendo en esos ojos una determinación que le asustó y por primera vez en su vida, sintiendo que tenía todas las de perder. No era un chico débil en apuros, ni Dimitri un villano que fuera a hacer algo que ambos no quisieran pero le parecía surrealista, que alguien como él, estuviera insistiendo tanto cuando debería haber sido al revés. "Dima, para."

Y ahí Clay, si que sintió verdaderamente quien tenía el rol de gato y quién de ratón.

Ese mísero apodo, ese atrevimiento a un acercamiento íntimo en cuanto a lenguaje hizo que viera como en ese semblante que siempre lucia serio, se asomara un brillo de algo desconocido que le emocionó a la misma vez que le aterró. El menor sorprendiéndose y casi emitiendo un grito demasiado vergonzoso cuando los brazos fuertes del tatuado le levantaron del suelo con demasiada facilidad para llevárselo a un callejón.

Across the line.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora