Capitulo 21

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Normalmente Juliana no se consideraba muy buena en la cocina, y en realidad no lo era, pero con su panza gigante que no le dejaba hacer otra cosa y hombres a los que alimentar volvió a hacer el esfuerzo. Ya no le gustaba que Ignacio tenga que hacer todo por ellos así que, se emprendió a poder lograr el budín que tan bien se veía en la foto de la receta.

Ya lo había hecho una vez, pero lo tuvo que tirar porque salió finito, aunque de eso no dijo nada, Ignacio riéndose de ella hizo otro y dejó que sus hombres creyeran que realmente fueron sus manos los que crearon esa obra de arte.

Estaba convencida de que esta vez iba a salirle, tenía todo medido, y no le faltaba ningún ingrediente.

Lisandro y Bautista estaban pegados en el marco de la puerta mirándola sin que ella se dé cuenta, los dos sabían que eso iba a volver a fracasar pero les encantaba ver la cara de felicidad y concentración que ponía Juliana cada vez que intentaba cocinar algo nuevo. Tampoco era novedad que las veces que les llevo algo dulce a la mesa era Ignacio quien lo había cocinado, Bautista conocía muy bien el gusto de las tortas de su mayordomo, pero eso jamás se lo contarían, ella amaba ver sus caras comiéndose las tortas que "hacía" y ellos amaban hacerla feliz.

La panza de Juliana tocaba la mesada y no podían creer como en un abrir y cerrar de ojos ya estaban en los nueve meses de embarazo. No podían acostumbrarse a lo rápido que pasaba el tiempo y tampoco a lo hermoso que le quedaba a Juliana el embarazo, para su suerte seguían en terapia y tenían bastante trabajado el tema de los celos, sino ya abrían matado a un par de personas. Y decían personas porque Juliana atraía a cualquier sexo que le pase por al lado, no los culpaban, tenían una mujer de ensueños en sus manos.

Los dos se miraron y sin aguantar más fueron hacia Juliana que los miro sonriéndoles, Bautista se puso detrás de ella y agarro con sus dos manos la panza levantándola un poco, sabía que eso Juliana lo agradecía muchísimo, y así lo sintió cuando esta última apoyo la cabeza en su pecho mientras seguía revolviendo lo que parecía una crema.

— Sabes que te amo mucho más cuando haces eso — Bautista sonrió, no se cansaba de escuchar los te amo de Juliana y ojalá nunca se acabaran — ¿Qué están haciendo acá?

Lisandro metió el dedo en la crema ganándose una mala mirada de Juliana y chupó este mismo — esta buenísimo amor, trajimos un paquetito para vos y después seguimos para la empresa — sonrió — aunque viendo que estas cocinando tu especialidad, que tanto nos gusta — le guiño el ojo a bautista sin que esta se dé cuenta — nos vamos a quedar con ustedes — tocó la panza.

No dejaron de mirarla en todo el momento que Juliana batía esa crema a punto nieve, era fascinante.

— Bautista, las manos — si, normalmente las caricias de este último terminaban en un encuentro sexual de los tres, y esa no era la excepción, esos hombres nunca se cansaban de ella — bueno, un ratito, pero solo unos besos eh  — Lisandro se acercó más sonriente y Bautista ya estaba dándole pequeños besos en el cuello de esta, que dejó la crema a medio hacer, amaba las manos de esos hombres en todo su cuerpo y no podía entender la falta que le hacían cuando estaban lejos, seguro eran las hormonas.

La puerta de la cocina que habían cerrado después de pasar se forzó, logrando que estos tres se separen y vuelvan cada uno a su puesto anterior.

— Mamiiiiii — Gino entró corriendo con su uniforme de jardín después de que Ignacio lo haya ayudado con la puerta, con sus casi cuatro años no llegaba a la manija, si, había sacado la estatura de Juliana.

— Mi amoor — Lisandro ganó el primer abrazo cuando salió corriendo hacia su hijo y lo alzó en el vuelo — ¿Cómo te fue en el jardín? — los besos que esparcía por toda su carita nunca eran suficientes, y menos cuando la respuesta era esa risa tan contagiosa.

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⏰ Última actualización: Jul 26 ⏰

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𝙄𝙉𝘾𝙊𝙍𝙍𝙀𝘾𝙏 - 𝙁𝙐𝙍𝙄𝘾𝙃𝘼/𝙁𝙐𝙍𝙄𝙎𝙏𝘼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora