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Levanté una ceja divertido mientras empezaba a caminar siguiendo la fila, pasamos por varios pasillos y escaleras.

Las paredes eran altas y el techo arqueado, las antorchas proporcionaban un suave resplandor de luz brindando comodidad.

-Oye Miles, ¿Te gustan las serpientes?- susurró bajo volteando hacia atrás.

Miles sonrió y me miró fijamente, inclinándose un poco y susurró su respuesta- Mmm, ¿serpientes? ¿Alguna razón en particular para preguntar?- levanta una ceja.

-Puede que tenga una serpiente como mascota- susurro nuevamente

Los ojos de Miles se abrieron en sorpresa- Una mascota serpiente, ¿eh? Eso es bastante atrevido. No son animales muy dóciles- murmura con curiosidad claramente.

- Si y tampoco esta en la lista de mascotas- susurro, señalando lo obvio.

Miles se rió entre dientes, con un dejo de picardía en su voz- Definitivamente no lo están- respondió en voz baja- Un poco rebelde de tu parte, ¿no crees? ¿Dónde la escondes?-

-Debajo de la ropa- susurro.

Miles sonrió y enarcó una ceja- Eso es inteligente- admitió- Pero peligroso también, ¿Qué pasa si te descubren?- mira hacia el perfecto enfrente nuestro.

-No lo harán porque no tienen por qué saberlo, ¿Cierto?- susurro mirando también al perfecto.

-Touché- murmuró Miles suavemente-Supongo que sabes lo que haces-

-Claro y por cierto ahora también eres mi cómplice- comento dejando de caminar.

Miles se rió entre dientes, con un brillo travieso en sus ojos- Bueno, no es que pueda negarme ahora, ¿verdad?- respondió en un susurro- Estoy dentro de esto, para bien o para mal-

-Sólo espero que esa serpiente tuya no me mordisquee de alguna manera-agregó Miles con una risa ahogada.

Lo mire de arriba hacia abajo para luego negar- No creo que seas comestible- mis cejas se arrugan y sonrio burlesco.

Miles soltó una carcajada y su expresión se mostró ofendida -Qué alivio, qué alivio. Sólo por si acaso, te diré que no me gustan los bocadillos de serpiente- respondió en tono burlón pero sin perder la diversión.

Dejamos nuestra conversación para ver cómo el perfecto se detenía enfrente de una puerta.

-Pureblood- murmuró la contraseña el Prefecto.

Al instante la puerta se abrió con un pequeño chasquido, revelando un pasillo oscuro.

El prefecto entró primero y su túnica ondeando tras él- Recuerden, estén en silencio- dijo, volviendo un momento para mirarnos a todos.

Miles dio unos pasos y se giró para susurrarme al oído- Pureblood, ¿eh? Vaya manera de recordar las reglas de sangre pura- comentó en un susurro, sarcástico pero al mismo tiempo divertido.

-Supongo que ese es el punto- respondi en voz baja con una sonrisa burleca- Para asegurarse de que solo los "Pura sangre" puedan entrar- susurro -(Aunque claramente hubo dos mestizo)-

Entramos a la sala comun todos los de primer año callados y mire alrededor.

La Sala común era amplia y tenuemente iluminada, las paredes y cortinas de terciopelo de color verde oscuro.

Algunos estudiantes de años superiores estaban desperdigados en asientos cerca de la chimenea, pero la mayoría estaba reunida cerca de la entrada, observándonos.

El Prefecto habló nuevamente- Sientense ahí- dijo, señalando un conjunto de lujosos sofás que estaban frente a la chimenea- En un momento vendrá el profesor Snape-

Austin BlakesleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora