Secretos y Amistad

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                                         Mapa del Reino Celeste

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                                         Mapa del Reino Celeste


El cielo se volvió gris, el aire muy pesado, igual que el día que lo conocí. Soldados con sus brillantes armaduras y espadas afiladas, listos para la batalla. Mi padre, el rey Alfonso III, un hombre de 52 años, alto, robusto, pelo rebelde, rojo como el fuego, con los ojos llenos de dolor y venganza, había comenzado el peor día de mi vida. "Mi señora, es hora de que su padre y sus soldados salgan a la batalla, por favor sígame a la zona segura del campamento por su seguridad."

Una mujer delgada, piel grisácea , cabello gris, se puede ver claramente que ha estado al servicio del Rey y la Reina durante muchos años, sus manos maltratadas por las tareas diarias, pero debajo de todo eso, una mujer amable y cálida, amor y dedicación por el reino, admirable, agradecida con el Rey y la Reina, por haberla rescatado y a su familia de la aldea de los perdidos, el día que fue atacada por dragones, ahora a salvo en la aldea del Reino Celestial, ya que gracias a sus riquezas en las minas de diamantes, han podido ayudar y rescatar a sus habitantes.

El pueblo ama a su Rey por su generosidad y capacidad de servicio, más de 10 años sirviendo al reino. "Ramona, gracias, pero aún no he hablado con mi padre, en un momento estaré contigo, por favor espera, todavía--" El general me interrumpió.

"Creo que esta conversación ha llegado a su fin, Ramona, escolta a la princesa de vuelta al campamento."

"Por favor, escúchame..." —supliqué—

"Por favor, señorita, no abrume a su padre, ha dado una orden directa, comprenda la situación, no es el lugar y mucho menos el momento"

Un hombre muy alto, un poco delgado, cabello corto ondulado, gris, parecía plateado, una tez ligeramente maltratada, una mirada que proyectaba un poco de frialdad, pero sobre todo desconfianza. Su nombre, General Santos 2º, y la mano derecha del Rey. Unos 40 años, pero sus cicatrices parecen un poco más antiguas, sus concubinas eran las únicas que conocían las razones y los hechos que fueron causa. Criado con el Rey, aunque no son hermanos de sangre, su confianza y relación es fuerte.

"Le agradezco General Santos, pero aún deseo, y debo hablar con mi padre antes de que parta al campo de batalla, es esencial mantener la paz entre los Reinos."

Me sonrió y me miró como odio que lo haga, con una pizca de lujuria y deseo, recordándome que ha intentado pedir mi mano tres veces y gracias a mi madre, la Reina, se lo han negado. "Te recuerdo, princesa, que soy el general del Rey, su mano derecha, y es mi deber velar por que las peticiones del Rey sean respetadas y cumplidas, así que no hagas la situación más incómoda de lo que ya es, sé considerada con tu padre"

Mostré indiferencia a sus palabras, mostrándome como si realmente se preocupara por el Reino y mi familia. Me di la vuelta y volví a ver a mi padre.

Entré en la choza donde residía mi padre, preparándome para la batalla. "Larga vida y eterna victoria, Mi Rey"

Garras al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora