Capitulo 03.

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Xichen despertó un día más, para el significaba otro día más de los tantos que le esperaban, junto a la soledad.

Camino hasta uno de los árboles más cercanos a su "Catillo". A paso lento corto unas frutas, no sin antes dar gracias a los árboles. Se dispuso a comer.

Y como todos los días vago lejos de su castillo, pero siempre dentro del inmenso bosque, le gustaba mucho ir a la laguna, en ese lugar había mucha paz y pensaba con más claridad, ya que no le permitía a ningún ser acercarse a ese lugar. Los seres acuáticos pasean por otro río del bosque.

La tarde le llego, se había dormido a la orilla de la laguna, salió de allí y caminaba de nuevo a su castillo.

Pero sintió algo extraño, muy extraño, el bosque estaba en paz, el Mago sentía una inmensa paz.

Con su magia trato de atraer a los lobos de su bosque, pero no aparecían.

Se puso alerta... Al no saber que sucedía.

Escucho una dulce voz. Era una melodía, muy hermosa a los oídos del Mago. Camino inseguro hasta el lugar donde provenía dicha voz.

El Mago quedo embobado ante dicha escena. Había un Hada, uno masculino, este estaba sentado en el pasto junto a los lobos que se dejaban acariciar por sus finas manos. Los lobos y animales parecían hipnotizados al igual que el Mago.

El Hada se percató de la presencia del Mago en el lugar se levantó y camino hacia él.

El Mago pudo observar bien a aquel maravilloso ser. A diferencia del Mago, el Hada vestia de morado, su ropaje era largo, venia descalzo, en su cabeza tenía una corona de flores de varios colores que le daba un toque encantador, su cabello era castaño, tenía una hermosa sonrisa.

−Perdón, ¿Eres el Mago de este bosque?− pregunto el hermoso ser.

−S-si lo s-soy− tartamudeo el Mago.

−Jiang Wanyin− extendió su mano, Xichen la tomo en forma de saludo. El Hada sonrió al hermoso Mago este miro con deseo esos apetecibles labios con un leve color rosa.

−Mucho gusto, es un placer para mí que estes en mi bosque− hablo el Mago muy nervioso. Y es que sintió algo al ver a ese Hada, no es como si nunca hubiera visto un Hada, pero las que había visto eran femeninas y muy engreídas. En cambio, este chico era adorable y amable. El Mago no tenía idea del porque su corazón latía desenfrenado, se sentía pequeño ante el Hada, no importaba que las Hadas fueran más débiles que los Magos, se sentía pequeño ante tanta belleza.

−Gracias Mago, paseaba por ahí y tus animales estaban tristes− fue sincero el Hada.

−Oh... si−

−Lamento husmear sin permiso− se disculpó.

−Eres bienvenido a mi bosque Wanyin, cuando quieras puedes regresar− el Mago hablo y después de tantos años volvió a sonreír.

El Hada satisfecho devolvió aquella sonrisa.

El Hada mostro sus pequeñas alas que parecían frágiles al ser casi trasparentes y se marchó.

El Mago sonreía aun, realmente deseaba que el Hada volviera.

El Hada y El MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora