¿Quién era el?
¿Era posible que fuera el mismo chico con el que me obsesione años atrás?
¿Porqué me hacía sentir cosas qué nunca había experimentado por nadie?
Era perverso.
Venía a arrebatarme la vida pero terminó conquistando mi corazón.
Reclaman...
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Después de una noche tan agotadora con muchas emociones y adrenalina experimentadas en la la feria, fui directamente a la cama pero ese chico se apodero de mi mente, creando la posibilidad de que fuera el mismo de mi pasado.
No puedo ser.
Éramos totalmente unos desconocidos, un extraño para mi y una extraña para el.
—Bésame.
¿Será el chico con el que me lie borracha en Halloween?
Es poco probable pero esa idea no me dejaba dormir. Intente olvidar ese recuerdo y despejar mi mente para tener tranquilidad.
Spoiler: no se logró.
—¿Ann estas despierta? —Le escribí a mi amiga con esperanzas de que conteste y me ayude a controlar mis nervios.
En estos momentos más que a nada necesitaba una sincera opinión de ella.
04:30 am
Estaba apunto de quedarme dormida cuando escuche la puerta de mi habitación rechinando lentamente. Me levante de golpe asustada mirando entre la oscuridad una sombra.
—¿Quién esta ahí? —balbuceé intentando alcanzar algo para atacar, si es que era necesario.
—Soy yo tranquila, venia a quedarme un rato hasta el desayuno —susurró.
—Es la madrugada Anne ¿Acaso perdiste la cabeza? —Volví a tomar mi lugar en mi cama mientras ella se sentaba a los pies.
—Me dijo Alex que te encontraste a un chico raro ¿Esta todo bien?
—Hablo algunas cosas sin sentido pero creo que lo conozco.
—Que extraño. —Lo dijo en una voz calmada pero luego cambio a una alegre y chillona—. ¿Pero sabes lo que paso después de dormirte en el autobús? —Negué con la cabeza—. Jugamos verdad o reto y Enzo confesó que gusta de ti.
—Vaya descubrimiento, era difícil de saberlo —hable sarcástica.
—¿Por que? —Frunció el entrecejo.
—Te das cuenta cuando un chico se interesa mucho en ti y los encuentras viéndote.
—Cuéntame más sobre el chico. —Volvió a insistir.
—¿Podemos hablarlo después? —hable entre bostezos.
Ella asintió mientras caminaba hasta la puerta.
—Esta bien, descansa.
08:00 am
Apenas entramos a la cafetería, noté toda la atención de las chicas en nosotras, nos miraban de una forma descarada y se susurraban entre sí. Fue extraño, siempre que estábamos aquí, era como si no existiéramos.
