Unai Simon y Pedri - Fanfic

Capitulo 3 - La Boda

Pasó tiempo, mucho tiempo, para poder recuperar la confianza que tenía hacia Pedri. Me dejó todo el tiempo posible para pensar, incluso demasiado, pero lo que él había hecho superaba los limites de nuestra relación. Nunca me hubiera imaginado lo que hizo. Gavi, al saber que me enteré, me escribió y llamó para aclarar las cosas. Total, que me dijo lo mismo que Pedri, estaban borrachos y fue un accidente. Que yo sepa alguien no cae en la cama de otro accidentalmente.

Resumiendo, tres meses duramos sin tener mucho contacto. Fue un día de partido, yo con el Athletic y él con el Barça, En un momento del partido, cuando el balon todavia rodaba por el cesped, Pedri se acercó hacia mi, ignorando los gritos del entrenador. Lo veía cada vez mas cerca, mi corazón hizo acto de presecia y empezó a latir con mas intensidad. La verdad es que cuando estaba sudado me ponía...

No. Descarté esos pensamientos y me intenté relajar.

Spoiler, no lo hice.

—No puedo seguir así, no puedo seguir con esta tortura, Unai —comenzó a decir, se le veía mas apagado—. ¿Podemos hablar?

—Ahora no es un buen momento, creo que te estas jugando la liga.

—Por favor. Si hace falta que me arrodillé para que me perdones, lo haré.

Sí que lo veía capaz de hacerlo y siendo sincero, lo había echado demasiado de menos, echaba de menos sus caricias, su sonrisa, su humor, su compañia, sus besos... 

No le respondí, me pareció buen castigo. 

Y lo hizo, delante del estadio, poco a poco fue bajando la rodilla. Al tenerla completamente en el césped, bajo la otra.

—Unai, sé que fui un auténtico gilipollas y que mi perdón no cambia el pasado. Pero te necesito, tú me haces feliz, tú has sido la razón por la cual he salido del armario y gracias a ti sé lo que es mar de verdad.

Se quedó callado, buscando palabras para continuar su discurso.

—Te amo, y quiero pasar toda mi vida a tu lado. Por favor, te lo pido desde mi corazón, perdoname. Perdoname lo que hice.

Otra vez silencio. Vi como quería decir algo más, así que le dejé tiempo.

—Te quiero, Unai. Te quiero en las buenas y en las malas. Te quiero cuando sonríes, cuando te enfadas y cuando te pones celoso. Te quiero en todos tus aspectos, y nada lo va a cambiar.

Mi mente volvió a funcionar, aunque todavía era un caos. Me acababa de decir esas dos palabras. Como le gustaba hacer numeritos.

Inevitablemente, empecé a llorar y vi a Pedri sonreír. Lo echaba de menos. Mucho.

Me acerqué, le obligué a levantarse y le di un abrazo. Un abrazo de verdad. Por fin, después de esos meses del infierno, volvía a sentirle.

—Ya habrá tiempo para besos después, vete o sino la próxima vez tendré que abrazar a Gavi, que Hansi te echa.

Hansi era su entrenador, y nos estaba mirando desde el banquillo con una cara de cabreado... Al menos ya sabía quien no me iba a fichar.

Me miró con ojos entrecerrados y me sacó el dedo. Me reí, no solo por eso, sino porque ya lo había recuperado.

A partir de ese momento, comenzamos a reconstruir nuestra relación. Pedri estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para demostrarme que podía confiar en él nuevamente. Empezamos con pequeños pasos: mensajes de texto, llamadas, quedábamos y, finalmente, quedamos para cenar, una cena para volver a formalizar nuestra relación.

Dos meses después de ese partido, había planeado una noche especial. Nos encontramos en un restaurante tranquilo con una vista increíble del mar. La conversación fluyó fácilmente, y aunque hubo momentos de incomodidad, también hubo risas y recuerdos compartidos. La tensión y el dolor parecían desvanecerse poco a poco, como las olas que se retiraban en la marea.