—¡¿QUÉ HICISTE QUÉ?! —gritó con una fuerza descomunal la semidiosa del conocimiento, haciendo temblar momentáneamente su pirámide y la zona alrededor.
La joven giró con agresividad para quedar de cara a cara con el grupo de siete jóvenes que se encontraban cerca de la entrada de sus aposentos, los cuales fueron a informarle a Quiahuitl sobre el accidente ocurrido en el templo de Tezcatlipoca donde Tzil perdió por accidente el más preciado espejo de su padre. El aura de la chica cambió tan drásticamente que la habitación se llenó de una energía tan densa y llena de ira que casi era palpitable, provocando que en cada uno de ellos se les erizara la piel y solo existiera el deseo de desaparecer de su vista, aunque sabían que Quia tenía un solo y certero objetivo.
—Dijiste que no te enojarías, Quia —con tristeza y miedo, Tzil dirigió suvoz temblorosa a la hija de Quetzalcóatl, ocultándose detrás de Ilhuitémoc.
—¡¿Y TÚ CÓMO CARAJOS PENSASTE QUE NO ME VOY A ENOJAR?!, Es más, ahorita mismo te mato.
Quia se dirigió con velocidad hacia Tzil, sacando sus afiladas uñas durante el corto trayecto, mientras el muchacho emprendió carrera por aquel piso, entendiendo que estar detrás del hijo de Huitzi no lo mantendría a salvo.
Las escleras de Quia se enrojecieron al mismo tiempo en que su cuerpo manifestaba plumas y escamas en diferentes zonas de su piel, reflejando la ira que le provocaba el descuido del hijo de Tezcatlipoca. Lo correteo por todo el piso hasta que se abalanzó sobre él, rodando un poco por el suelo y terminando con el chico boca arriba y ella sobre él. Con una mano, lo jaló fuerte y amenazadoramente de su camiseta blanca, mientras con la otra rozaba sus peligrosas garras contra su cuello, resoplando con agresividad.
— ¡¿Te das cuenta del problema en que nos acabas de meter, tlacapendejo?!
—P-Pero fue mi culpa, no tuya, ni la de ellos, no tendrían queinvolucrarlos. Yo iré solito a buscarlo, solo te cuento porque somos amigos,nuestros padres son hermanos, así que somos familia de una forma más directa;sentí que era importante que supieras, Quiahuitl. Nada más —tragando saliva,Tzil intentaba calmarla con sus palabras mientras miraba atentamente las garrasde su prima que parecían sedientas por su sangre.
—¡Xolopitli!, ¿se te olvida de quién estas hablando?, ¡DE TU PADRE, CHINGA! Yayauhqui Tezcatlipoca nos va a dar la paliza de nuestras vidas parejo porque el error de uno es error de todos los involucrados que saben, ¡Y TÚ ME ACABAS DE INVOLUCRAR, CARAJO!
Quia azotó fuertemente a Tzil contra la corta distancia que había con el suelo y escuchando su fuerte quejido de dolor por el golpe, levantándose sumamente fúrica y dirigiéndose a Axayácatl.
—¡Y ustedes ¿por qué no lo detuvieron?!
—Lo intentamos, Quia —con total tranquilidad y una ligera sonrisa, Axa levantólevemente sus hombros, expresando lo acontecido hacia su amiga, metiendo susmanos en sus bolsillos—, pero antes de poder detenerlo ya lo había hecho. Yasabes cómo es él. Igual no siento que haya sido del todo su culpa, simplementele pidió al espejo poder ver el rostro de su madre, Itzmitzin, pero pareciócobrar vida propia tras un destello, abrió el portal y se fue. Solo quedarecuperarlo, no te alteres.
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Lluvia de Jade
FantasyLa vida cotidiana de los semidioses toma un giro de 360° cuando pierden uno de los espejos de Yayauhqui Tezcatlipoca, sin saber que fueron partícipes para traer a la última semidiosa de la profecía más esperada del panteón mexica que les ayudará a r...