[CITRUS] - Mil formas, un mismo final

¿Quieres un trago? 2

ADVERTENCIA
Esta segunda parte es bastante larga, por favor, tómense el tiempo de leerlo sin prisas.

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— Yuzu-chaaan, hemos llegado — Matsuri anunció su llegada junto a Harumi, quien como había prometido, estaría ahí el día siguiente. Sin embargo, a pesar de casi gritarlo, no obtuvieron respuesta, en su lugar, escucharon música proveniente de la sala. Así que allí se dirigieron solo para encontrarla tirada en el mueble, con un pañuelo húmedo en su frente que le cubría hasta la nariz.

— Oh whao, ¿Está bien? — Harumi preguntó viendo la escena tan inusual.

— Eso creo — Matsuri respondió.

— Hola, chicas — Respondió con una voz algo cansada mientras se quitaba el pañuelo de la cara, levantándose para recibirlas — Perdón, no las escuché entrar

— No te preocupes, dejando eso de lado, no te ves nada bien — Harumi le mencionó, obviamente preocupada por su amiga — Hemos traído comida, quizás comer te haga sentir mejor

— Solo tengo algo de resaca, ya está bajando así que no te preocupes. Les traeré algo para tomar, tomen asiento — Les indicó para luego ir a la cocina.

Pasaron el rato charlando y compartiendo, conversando sobre lo que normalmente suelen hablar, anécdotas y una que otra broma mientras almorzaban. Jugaron videojuegos e incluso vieron una película hasta que cayó la noche, fue ese el momento en donde debían de volver a sus casas.

— Cuídate, Yuzucchi — Harumi se despidió de su amiga, viendo que tenía mejor cara, a comparación de la tarde — Veámonos pronto

— Claro, les dejaré saber cuando pueda y gracias por venir hoy, nos vemos pronto — Yuzu se despidió, yendo a su cuarto una vez las chicas salieron. Se tiró en su cama, mirando al fecho y se quedó en silencio, pensando mientras miraba a un punto fijo. Su concentración se vio interrumpida cuando escuchó su celular sonar.

Por unos segundos, no supo si responder o dejar que sonara una vez se dio cuenta de quién se trataba. Mei la estaba llamando, pero ¿Porqué? Se puso nerviosa, así que no tuvo más remedio que contestar.

— ¿Si?

— ¿H-hola? Discúlpame, estaba analizando cómo funcionaba la aplicación, pero creo que le di a llamar accidentalmente — Mei explicó desde la otra línea, escuchándose algo nerviosa.

— Ah, ya veo, no pasa nada... Entonces voy a colgar

— Espera, tengo una pregunta — Mei le dijo rápidamente antes de que colgara.

— ¿Que es?

— ¿A qué hora te parece bien que vaya?

— Aaah... Bueno, no sé ¿Te parece bien la hora de cenar? Probablemente estés ocupada hasta la noche, conociéndote

— Está bien, gracias, Yuzu... Ya no te molestaré por hoy, te escucho cansada, hasta mañana, descansa

— Gracias... Tu igual

La llamada terminó con ese sentimiento, no podía descifrar si era algún tipo de felicidad o tristeza, solo estaba ahí, llenándola de dudas.

Eventualmente, cerró los ojos y cayó dormida sin darse cuenta, soñando con una persona que estaba mirándola desde arriba mientras estaba en el suelo, y que a penas podía ver. Le intentaba decir algo con mucha desesperación, quizás también miedo, pero su voz se escuchaba lejana y opaca, impidiendo que entendiera una sola palabra. Para cuando abrió los ojos, ya era de día otra vez.