Alguien la estaba viendo, aunque no veía ni escuchaba muy bien quién era, los sonidos aún los escuchaba opacos, a penas entendiendo lo que decían. Pareció darse cuenta de su despertar y llamo al alguien rápidamente, no tardaron en acercarse también.
— ...Donde... — A penas y podía hablar, estaba confundida, pero su vista parecía recuperarse al igual que sus oídos. Estaba en una cama de hospital, conectada a una o dos máquinas que al parecer, lo daban todo para mantenerla con vida.
— No te preocupes, los doctores llegaran pronto — Su voz sonaba ligeramente alterada, como si llorara — Por fin vuelves, gracias a Dios
— ¿Ma...má? — Ah, ya lo recordó. Ella intentó suicidarse tomando una gran cantidad de pastillas, ese es su último recuerdo. Rápidamente, se sintió patética al recordarlo, ahora veía a su madre, cuyo aspecto lucía cansado y se sintió culpable — Lo... Siento... Mucho — No pudo evitar llorar al verla, ni siquiera lucía enojada, solo aliviada de que estuviera despierta.
Ume, entre lágrimas también, no pudo hacer nada más que abrazarla y decirte que todo estaba bien — Gracias a Dios, estás despierta... Mi bebé... Cuando estés lista, por favor, háblame
Todo lo que pudo hacer fue asentir y corresponder el abrazo uno que no sabía que necesitaba tanto. Momentos después los doctores llegaron para revisarla, estuvo tres semanas y media en coma por sobredosis de medicamentos, honestamente, piensan que es un milagro que haya sobrevivido, de no ser porque la encontraron a tiempo, no hubiera estado allí en ese momento. Pasó la siguiente hora recibiendo orientación, afortunadamente su conciencia no se vio afectada en el tiempo que estuvo en coma, y parecía estar completamente consciente. Sin embargo, tanto tiempo sin moverse la hizo perder fuerza en sus extremidades, por lo que le programaron una terapia para recuperarla.
Pudo darse un respiro cuando los doctores se retiraron, permitiéndose analizar la habitación con la mirada. Tenía muchos regalos con su nombre en ellos, algunos eran de Harumi, otros dé Matsuri, Nene y Himeko... Pero había uno que reconoció al instante sin ver el nombre, era un objeto que ya conocía, pero tenía tanto tiempo sin ver.
— Antho..niko...
— ¿Uhm?, Ah, el osito de peluche — Ume lo agarró para la rubia y se lo dejó en un lugar más cerca en donde podía verlo — Mei-chan lo trajo el día que vino a verte... Ella estuvo viniendo y cuidando de ti en los días que me tocaba trabajar, realmente te quiere — Ume le sonrió, a pesar de lucir tan agotada.
— Yo... quiero...decir...te...algo
— Claro cielo, ¿qué es? — Ume le dio toda su atención, con paciencia escuchaba lo que quería decirle.
— Yo... amo a...Mei — Respiró hondo para poder mantenerse calmada — No... co...como familia... Si no... como... amante — Terminó de hablar esperando lo peor, pero para su sorpresa, no fue nada de eso.
— Lo sé — Dijo con una expresión comprensiva. Lejos de verse enojada o disgustada, se veía aliviada — Mei-chan me lo dijo cuando aún estabas inconsciente... Las apoyo, hija, si eso las hace felices, yo y Shou las apoyamos... No llores, cielo todo está bien — Ella la consoló al ver como salían las lágrimas de sus ojos, a pesar de haber despertado hace poco estaba cansada, y lloró hasta el cansancio esa noche.
...
— ¡Madre! — Mei llegó alterada al hospital, pero Une le indicó amablemente que guardara silencio, ya que Yuzu estaba dormida — ¿Como se encuentra? — Mei se limitó a preguntar, a pesar de tener un nudo en el pecho. Tenía los ojos cerrados, pero ahora sí parecía que dormía sin riesgo alguno.
— Se encuentra bien, aunque debido al tiempo que lleva en cama tendrá que ir a terapia para recuperar la fuerza en sus extremidades... Ella finalmente me dijo que te ama, Mei, incluso aún recién despierta de un coma, es capaz de recordarte — Dijo la mayor queriéndole agregar humor al ambiente.
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[CITRUS] - Mil formas, un mismo final
FanfictionNo importa de qué forma. Siempre sufriremos por amor, y sin importar que, el final siempre será el mismo.