El juicio de Lucifer; el verdadero castigo al orgullo

157 17 20
                                    


El pesado silencio en la habitación fue suficiente para que Alastor notara que esta conversación sería difícil, no por él, pero si para su dulce Angel Caído. Notaba en su olor el nerviosismo y el dolor que albergaba en su pequeño cuerpo ¿Qué sería tan grave para que el mismísimo pecado del orgullo se doblara de esa manera?

- ¿Por qué quieres saber eso? – Fueron las únicas palabras que salieron de Lucifer.

- Comprendo totalmente que usted se sienta invadido con mi pregunta, pero para poder ayudarlos con este tema es necesario que sepa las palabras exactas de su juicio, a Dios le fascina dar mensajes entre frases, dar pistas en metáforas y demás.

- Soy consciente de eso.

- ¿Pero de que sirve eso? Ni Alastor ni yo estuvimos en tal juicio y ya estamos involucrados, ¿significa que nos castigó a nosotros también?

- Mon Faon, cuida un poco tus palabras, estas insinuando que la situación de nuestro emparejamiento es culpa de Ma Petite pomme.

- Lo sé, Alastor, no estoy culpando a Lucifer, pero realmente no creo que nuestro padre haya echo algo tan extraño. Y que nos afectara así a los tres.

- Si me permiten expresarme, debo decir que Dios es un padre al final de cuentas y puede ser severo si la situación lo amerita y gracias al regalo de Lucifer, Lilith y Eva, a veces es necesario que un padre ponga límites.

- Bueno, ¿Qué tal? Entonces vamos a sentarnos aquí a esperar que tu puedas descifrar lo que supuestamente tu crees que es una lección de Dios. ¿Qué garantías nos das, perra?

- Bien, sabía que la confianza es difícil de conseguir, así que aquí voy. No tengo todos los años que tiene el primer hombre, tampoco puedo compararme a la sabiduría del gran lucifer rey del infierno, pero mi conocimiento es real, administrar las almas y reinar el purgatorio me ha mostrado mas de lo que pueden imaginar. Se que el pedirle a su majestad esta información es invasivo, aunque lo haga con la única intensión de ayudarlos, y lo lamento por eso – la pelirroja miró suavemente a Lucifer que no había expresado nada hasta este momento.

- Pienso por el bien de mi Rey, que debe ser un trato justo, tus intensiones de ayudar no son suficientes para asegurar que será un intercambio mutuo. ¿Qué tal un trato?

- Vaya... Este infierno es interesante. – el ángel de la purificación sonrio. – que sea un ángel no me hace ingenua mi querido demonio radio, he tratado con los infiernos de otras dimensiones y también con el cielo de cada uno. Se cuando tratan de manipularme. ¿Cómo sería el ángel del perdón si no supiera que perdonar? – Alastor, y los omegas quedaron estupefactos. Que carácter. En definitiva, este ángel era muy diferente a los exterminadores que solo eran músculos y también lo era a los angeles del cielo que se la pasaban viendo el bien en los ganadores y evitaban los conflictos. – pero, sigo siendo un ángel, seré generosa, hagamos esto, usted, su Alteza, me confía esto que le pido para poder ayudarlo y a cambio yo, le cuento el gran secreto del purgatorio, el hijo humano de Dios y el primer Angel humano. – Lucifer estaba intrigado, claro que supo sobre el hijo de dios que nació de una mujer y expió los pecados de la humanidad, el mismo mando a Satanás a tentarlo, para que la ira de ser traicionado y la inminente muerte que le avecinaba a manos de los que amaba lo desviara. Pero no lo logro. Siempre supo que había algo más ahí, algo que tuvo que ver con el día en el que el infierno se vacío por completo de almas pecadoras. No lo supo hasta tiempo después porque Lilith omitió esa información y lo obligo a no involucrarse. Después de pensarlo un momento, sabía que el ángel no mentía, lo sabría, es el rey del infierno y las mentiras. Después de un momento en silencio y con el rostro pálido de Adam tomo la decisión, sujeto fuerte la mano de su alfa.

Dos ¿Destinados? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora