¡Duck! (Fuck)
Los pasos retumbaban en el concreto, los botines –tacones, según rubius– hacían acto de presencia junto con los largos pantalones color púrpura y la ceñida camisa de botones blanca, aquella elegante prenda con detalles victorianos en las mangas y cuello era decorada con un corset de un morado un poco más oscuro.
Rubius iba pasos detrás, anonado, confundido. ¿Por qué había decidido volver a usar aquel traje después de tanto? Sapo peta juró haberlo quemado, pero ahora tendría problemas con la primera dama.
El azabache sentía un mareo por el hedor extraño que portaban las ropas, no estaban sucias, pues aquel fuerte olor era algo más allá de eso, olía a guerra, a rabia, a venganza. Y no sabía si le gustaba demasiado.
A medida que se acercaban al lugar, su sonrisa se ensanchaba. Y así mismo, entre más cerca, más apenado se sentía el rubio detrás de él.
–Pato, ¿me repites tu maravilloso plan contra Luzu? Porque me suena a que lo quieres provocar, y no voy a soportar verlos besarse otra vez, me voy a vomitar. – hizo una mueca de asco aunque el menor no podía verlo.
–Solo lo voy a ignorar, ¿Qué parte de eso es provocarlo?– contestó con obviedad, como si aquella contestación resultara más clara que el agua. –
El oso río entre dientes, aparentemente molesto –Alexis ni en puta cuenta– era obvio que lo que hacía y lo que decía no tenían relación en lo absoluto.
El chico frente a él se dio cuenta de la incertidumbre de Rubius. Detuvo sus pasos y en un giro de 180º, aún con su sonrisa plasmada en todo su rostro.
– Sé que luzco provocativo – y entonces, borró su sonrisa. – Ese es el punto. – continuó explicando después de ver cómo el rubio abría y cerraba la boca, queriendo decir algo, pero no sabiendo exactamente qué. –Lo que quiero es tener lo en la palma de mi mano; y tirar de sus hilos como un títere más de mi colección.–
La sonrisa de ambos apareció con burla, por fin se estaban entendiendo.
–Entonces que así sea, señor alcalde. – hizo una reverencia y dieron por "sellado" el plan.
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–Raros. – todos lo miraron ante el comentario repentino y desligado de la conversación, al ver como el mas joven no prestaba atención decidieron mirar hacia dónde él, viendo al alcalde a unos pocos metros y con él, su "esposa" haciendo una reverencia. La mayoría concordó con Alexby, pero cierto castaño solo sintió una pequeña molestia en el hueco del estómago.
Les quedo mirando unos segundos más hasta que el rubio dejó la reverencia, solo entonces re dirigió su vista al líder de los héroes de Karmaland.
–Marlon debe estar en camino. – comentó el Rubius llegando con el alcalde a un lado. –¿estás bien, Luzu?– sonrió el oso en sus adentros, pero el alcalde no pudo evitar externar su sonrisa.
–No me siento... no me siento muy bien– La cabeza le daba vueltas y el olor le perforaba los pulmones, sentía el piso sacudirse debajo de él y sin esperarlo más cayó de rodillas contra el recién pavimentado piso.
–¡LUSU!– escuchó al azabache a la lejanía, no porque estuviera lejos si no porque su mente lo dejaba.
Por su mente pasaban como ráfaga todas las veces en las que él y Quackity terminaban en líos, las traiciones, las peleas, las misiones. Todo siempre era un motivo de pelea para ellos.
Ahora sentía que estos eran sus siete minutos, pero no veía a Auron, a Vegetta; a sus amigos. Solo lo veía a él y su estúpida sonrisa.
De pronto estaba en un estado omnisciente por sus recuerdos. Cuando se conocieron... la pelea por la tienda de rubius: su primera traición. Todo lo que lloró esa noche y aún más después de saber que el pato había matado el caballo que le obsequió.
Su misión, cuando empezaban a estar bien y al regresar se dio cuenta que su lindo pato se había besado con el sujeto nuevo del pueblo: la primera vez que lo manipuló...
Las elecciones, cuando trató de advertirle que no era un puesto para él: la segunda traición. Como después de eso vivían para matarse, como después de eso el alcalde Luzu dejó de pensar en el amor al revolucionario Quackity y empezó a pensar en el cómo su némesis.
La última cita, el fatídico día en el que fueron engañados por Sapo peta y fueron llevados a su perdición.
Y como aún después de todo eso, de haber perdido la memoria, de casi haber muerto en sus manos, de haberlo traicionado, de haber sido traicionado, aún después de todo eso, él se había vuelto a enamorar del mocoso; y lo seguía haciendo una y otra, y otra, y otra, y otra y otra vez...
Como a pesar de todo, los eventos daban para decir que estaban destinados a amarse... pero no a quedarse juntos.
Y entonces despertó, claro con todo, recordándolo todo. Viendo al menor enfrente de él, con ese traje que pudo haber sido manchado de su propia sangre. Apretó la mandíbula. Todo lo que le provocaba ese traje era asco, ganas de vomitar todas las mariposas que le hacía sentir al ver al pato ceñirse ante las prendas.
Anonado se levantó, dispuesto a enfrentar cualquier cosa que viniera, siempre y cuando fuera contra Quackity. Pero algo dentro de él lo detuvo, hacerle saber al menor su posición contra la situación solo lo hacía vulnerable ante él... otra vez.
–Perdonen– Rió avergonzado –falsamente avergonzado– y restregó la mano en su rostro– No pude desayunar antes de venir...–
–Uy, y quién sabe porqué– Rió el líder de los héroes de Karmaland junto al más bajo del lugar. Y los dos individuos implicados en la broma se les coloreó la cara.
–Buenos, días, señores. ¿Cómo están?– hizo acto de presencia el miembro más antiguo del pueblo. Marlon bajó las escaleras lentamente.–
Luzu no prestó atención a las indicaciones al estar sumergido en su pasado, las ráfagas se extendían a años atrás, situaciones pasadas hace mucho tiempo, incluso antes del nuevo pueblo.
Todo esto lo sobrepasaba.
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Y bueno, la verdad es que ya no encuentro que más hacerle a este fic, considero cancelarlo. Pero ns
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𝗦𝗮𝗯𝗼𝗿 𝗮 𝘃𝗶𝗻𝗼
Fanfiction𝇋Vlogckity𝇌 Luzu disfruta mucho del sabor que el vino le deja en la boca. Por eso no puede entender el motivo del porqué a su resiente amigo e interés romántico, quackity no le gusta el sabor de este mismo. Quackity tenía problemas del tipo sexu...