2. Nueva vida

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—Un remolque. —repitió Darcy, con menos emoción de la que Kenji había pensado.

—¿Sorpresa? —rió Kenji, nervioso.

—No. No vivirás aquí.

—Pero...

—¡Nada de peros! Sabes que tengo una casa a unos minutos de aquí, casa a la que me estoy mudando, por cierto. ¿Por qué quieres vivir aquí?

Kenji bajó un poco la mirada.

—No quiero... depender de ti.

—¿Qué?

—Sabes que la empresa de mi padre perdió todo. Vendí la casa porque no soportaba estar ahí y me mudé a un departamento pero... Pero no me sentía cómodo. —Miró a su novia a los ojos, sintiéndose seguro de decirlo—. Llevo tiempo en este lugar. Aquí me siento bien. Las clases de escalada están aumentando y... Y me siento cómodo.

Darcy vió al rededor. Le gustaba el aire fresco, la vista era maravillosa y había lugares hermosos a los que Kenji le había llevado antes de decirle que tenía un remolque donde planeaba vivir.

—Bien —aceptó Darcy, haciendo que Kenji sonriera con emoción—. ¿Ya me invitarás a pasar?

Kenji abrió la puerta y dejó pasar a Darcy, quien se sorprendió del contenido.

—Dime que las cajas son tus cosas y no material para tus escaladas.

—Justo lo que son.

—¿Si son tus cosas?

—Es material. Mira —Kenji le mostró una estampa con el logo y frase de sus clases—. Y eso no es lo mejor —Con emoción, él apagó la luz y esperó la reacción de su novia.

—¡Brilla! —sonrió Darcy.

—¡Lo sé! ¿No es genial?

—Kenji, esto es genial —Darcy guardó la estampa en su bolsillo y se giró para ver de frente a Kenji—, pero no dejaré que vivas en un lugar donde hay más cajas que espacio para moverse.

—¿Qué?

—Te propongo algo: Hasta que las clases avancen más, y tengas menos cajas, vivirás conmigo, ¿si? O sea, no todos los días, podrás venir aquí cuando tú quieras solo... Solo quiero que estés bien, y no creo que aislarte en un remolque en medio de bosque sea la mejor manera de cuidarte.

—Oh, ¿tú me cuidas a mi? —bromeó Kenji— ¿Quien prepara el desayuno?

—Esa es la excusa que das solo para despertarme más temprano de lo que deberías.

—Muy graciosa.

—Kenji, quiero que vivamos juntos —soltó Darcy, sorprendiendo un poco a Kenji—. Los días que pasamos juntos son increíbles, me siento como si lo hubiéramos hecho toda la vida. Yo... Pensaba decírtelo en unos días, planearlo bien. Pero ahora que me dices que vas vivir a minutos de dónde yo viviré... Siento que estarás cerca pero al mismo tiempo lejos. Y está bien si dices que no, solo quería que supieras que tienes esa opción, y yo nunca sentiría que dependes de mi, simplemente quiero que...

Kenji besó a Darcy para que dejara de hablar. Se había puesto nerviosa, y eso a Kenji le parecía muy tierno.

—¿Segura que no te molestará que a veces duerma aquí? —dudó él.

—Solo mándame un mensaje para saber que estás bien —sonrió ella—. Nada de qué preocuparse, ¿recuerdas?

—Lo recuerdo.

Ambos se volvieron a besar.

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Kenji entró a la casa dejando su maleta que llevaba a las clases bajo de dónde colgaban los abrigos y paraguas.

Teoría del DinocaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora