Teoría del Dinocaos

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Darcy corría por un sendero mientras tarareaba una canción. Le gustaba la parte de la música porque podía hacer pequeños sonidos como si ella la estuviera haciendo.

—Tomorrow is another day. And you won't have to hide away... You'll be a man...

La canción en sus audífonos se corta a causa de una llamada. Ve su reloj inteligente y sonrie al ver que es Kenji. O «Konejito» como ella lo guardó.

A veces, él podía llegaba a ser tan tierno como un conejo, aunque él lo negara.

—¿Cómo va tu clase? —preguntó ella al contestar.

—Muy bien. Ya estamos descendiendo.

—Eso veo.

—No te creo.

—Hay dos niños a tus lados. Uno va... de morado y otro creo de azul.

—No llegarás antes.

—Tendrías que descender de un solo salto para ganarme, Kon.

Darcy apresuró el paso. Había corrido por ese lugar varias veces, por lo que casi lo tenía memorizado. A menos que la naturaleza moviera las rocas en cuestión de minutos, ella llegaría antes.

—¿Qué tal la vista, mi conejito? —gritó Darcy mientras secaba su sudor con una toalla, causando el sonrojo de Kenji y las risas de sus estudiantes.

Kenji terminó de bajar y fue directo a Darcy, quien no sabía si su novio le daría un beso o le haría cosquillas por gritarle de esa manera frente a sus estudiantes.

—Tú tienes problemas —dijo Kenji, sonriendo.

—¿Entonces no quieres las galletas que te traje?

—¡Yo las quiero! —gritó un niño de playera naranja alzando las manos con entusiasmo.

—¡Son mías!

Kenji discutió un rato con el niño, causando la risa de la mayoría.

Luego de darle una galleta a cada uno y que sobrará suficiente para su novio, Darcy tomó sus cosas y espero a que Kenji terminara su clase.

—¿Vamos al remolque? —dudó Darcy, mordiendo una galleta.

—Si. Tengo que checar algunas cosas.

Ambos avanzaron tomados de la mano. No hablaron mucho, pero disfrutaban de esos momentos a solas.

Kenji paró antes de salir del bosque. Darcy miró a dónde él, y se encontró con la grata sorpresa de que Ben, Sammy y Darius estaban frente al remolque de Kenji.

Sabía que Kenji seguía enojado con Darius, pero habían acordado que eso no sería problema. Si Darcy quería hablarle podía hacerlo, y Kenji había prometido tratar de no enojarse mucho.

—Tal vez si tocan de nuevo...

La frase de Kenji quedó incompleta, pues Sammy le dió una patada, haciéndolo caer.

—¡Venimos en paz! —gritó Darcy.

—Me alegra mucho... verlos —murmuró Kenji mientras se sostenía el estómago.

—¿Kenji? ¿Darcy? —suspiró Sammy, sonriendo— No nos sorprendan así.

—No quería espantarlos —Kenji tomó la mano ofrecida de Darcy y se puso de pie—. Vengo de enseñar escalada en roca. ¡Ben! ¿Te volviste aún más alto?

—Si sigues así me romperé el cuello para verte el rostro —exageró Darcy, mientras miraba al cielo.

Ben soltó una risa mientras abrazaba a Darcy. Se sentía algo extraño, pues antes Darcy era quien rodeaba más a Ben, y ahora él era quien la cubría.