5. Esa noche

245 25 7
                                    

Los tres iban en los asientos traceros del coche. Darcy iba en medio, tomando con fuerza la temblorosa mano de Kenji, a quien le estaba  costando respirar.

—Gracias por salvarnos, señor —dijo Darius. Un hombre blanco con lentes conducía el coche.

—Kenji... —susurró Darcy, sin importarle mucho lo que Darius hablara con el hombre. Kenji estaba respirando con dificultad, su vista no podia enfocarse y sentía las lagrimas empujarse para salir de sus ojos— ¿Kenji?

Kenji llevó su mano libre a su cabeza. Las imagenes de su padre con los dinosaurios se repetían en su mente. Cada detalle, cada sonido, era como si lo estuviera viviendo de nuevo.

—Detenganse... —pidió Kenji, con las lágrimas saliendo de sus ojos— Alto... ¡Detenganse!

—Pare el auto —ordenó Darius al hombre, pero este no obedeció.

Kenji soltó a Darcy y se sostuvo el pecho. Intentó abrir la puerta, pero tenía seguro. Estaba en un lugar muy pequeño. Debía salir, debía respirar o sentía que él tambien podría morir.

—¡O para o romperé la ventana! —gritó Darcy, y el hombre se estacionó.

Kenji bajó con prisa. Tropezó un poco pero logró arrodillarse en la tierra. Las lagrimas escurrieron por sus mejillas y el llanto salió de su boca. Sentía la tristeza y el dolor en todo su cuerpo. El arrepentimiento por no haber estado más tiempo con su padre, por no intentar arreglar las cosas antes.

Si hubiera intentado algo más...

—Oigan... ¿su amigo está bien? —dudó el hombre al bajar del auto. Darcy quiso golpearlo.

—Ese hombre... era su padre —dijo Darius.

Darcy se acercó a Kenji con cuidado. Odiaba verlo llorar, odiaba no poder hacer nada para remediar la causa de su dolor. Solo podía estar a su lado, y justo eso hizo. Se arrodilló junto a él, poniendo su mano sobre su hombro.

—Él... Él murió... Mi papá... murió...

Kenji siguió llorando, solo que en los brazos de Darcy. Sentía cada movimiento que Kenji hacía, como se recargaba en ella y se aferraba a su ropa, y eso la rompió. Quiso llorar, pero sabía que debía mantenerse fuerte por Kenji.

—Lo sé... —murmuró Darcy.

Darius iba a alejarse, pero Darcy le indicó con la mirada que debía acercarse. Él dudó, pero al final avanzó un poco y se arrodilló a un lado de la pareja para abrazar a su amigo.

—Y sé que no lo parecé, pero estarás bien —dijo Darcy—. Darius y yo te prometemos eso.

Kenji comenzó a respirar con normalidad. Secó sus lagrimas y trató de sonreír a Darcy.

Darius fue el primero en levantarse, extendiendo la mano para levantar a Kenji. Él la aceptó, y mientras se abrazaban, ambos supieron que estaban bien.

—Yo... —el hombre carraspeó, llamando la atención de los tres—. Miren, si no querremos terminar... como... Oigan, de verdad tenemos que irnos. Esa mujer y sus raptores podrían llegar en cualquier momento, así que vamonos.

—Oye, espera... —Darius al fin pudo reconocer al hombre—. Eres de la DVSP ¡Estuviste ahí cuando Brooklynn murió!

—¿¡Qué!? —Kenji fue hacia él, acorralandolo contra el auto— ¿Ustedes son los que hacen esto? Primero Brooklynn, ¿¡Y ahora mi papá!? ¿¡Somos los siguientes en su lista!?

—Por favor, por favor no me lastimes... Mi nombre es Mateo. Juro por todo lo que tengo que no tuve nada que ver con la muerte de ti papá.

 —¿¡Y en la de Brooklynn!?

Teoría del DinocaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora