capítulo 1

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Memorias...

Estas son las últimas páginas del viejo cuaderno donde escribo mis memorias. Me quedan pocas hojas, pero creo que serán suficientes para plasmar esta última semana.

¿Debería presentarme? Hace tiempo que no tomo un lápiz para escribir, tal vez porque en los últimos años no ha habido nada interesante que plasmar en papel. En fin, soy Marie Korbel, la última Skullgirl.

Esta es la historia de cómo 51 años de paz se acabaron en menos de 24 horas. Esta es la historia de cómo estuve atrapada entre hacer lo que me haría feliz y seguir siendo el contenedor eterno del fragmento del Skullheart.

¿Empezamos? Tengo poca tinta y papel. Además me están esperando.

 Además me están esperando

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Capitulo 1

Esta historia comienza donde empezó hace muchas décadas: en un castillo perdido entre las montañas y los árboles del frondoso bosque. Con sus paredes interiores azules arruinadas por los siglos y el musgo cubriendo el exterior... el castillo de Hilgard.

Patricia y yo estábamos celebrando el 51 aniversario de la destrucción del ciclo del Skullheart, algo que hacemos todos los años. Para ella, es su mayor -y único- logro como agente ASG, pero también significa el día que me recuperó, y por eso hay que celebrarlo.

Estaba sentada en el sofá, acomodando en una mesita los bocadillos que había preparado para nuestra noche de celebración. La sencillez de una ensalada sin sal mezclaba con el olor a sopa de espárrago que había calentado  en mi horno de leña. Siempre preocupada por la salud de mi esposa quien esta a dieta.

—¿Y dónde se metió Patricia? —pregunté en voz alta mientras servia la sopa—. ¡Cariño! ¿Ya estás? —pregunté otra vez, esta vez expectante de respuesta.

Antes de que volviera a alzar la voz, ella apareció, se posó en el marco que divide la sala del castillo con la cocina. Sostenía una botella elegante, de color rojo como su vestido, con letras doradas alrededor y una tapa roja.

—¿Alcohol? Si bebo eso puedo llegar a iniciar un incendio —dije refiriéndome a mis flamas interiores—. No es buena idea mezclar alcohol con fuego. Y tú no deberías beber eso tampoco, Patricia.

La mujer mayor se acercó con su sonrisa metálica.

—Ey, tranquila. Es solo jugo de uva, pero lo puse en una botella elegante para hacer la noche más especial. Ya sé que nosotras no bebemos y, bueno, las chicas tampoco beben.

—¿Chicas? —Mi rostro pálido con pocas arrugas se volvió aún más pálido y arrugado al escuchar eso—. ¿Invitaste a alguien... sin consultarme primero?

The Last Skullgirl Forever?  Peamarie/AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora