|♡ EP 38 ♡|

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La ceremonia transcurría de manera natural, con la reglas básicas y los aplausos debidos para cada estudiante, con tranquilidad y pasividad. Los padres orgullosos subían a la tarima preparada con antelación en el centro del gimnasio, sacaban las respectivas fotos y volvían a bajar, ahora con un hijo graduado.

Jimin observó desde su puesto, sus ojos brillaban concentrados en una sola persona. ¿Cuando fue que comenzó a mirar así al enclenque que lo había embarazado en una sola noche? No lo sabe aún, y honestamente, no le importa saber; porque cada vez que piensa en lo mucho que lo quiere ahora, cada vez que sus emociones se alteran gritando el nombre de Jeon Jungkook, ya nada le importa, solo él, aquel pendejo que antes le había demostrado ser capaz de cualquier cosa.

Las lágrimas abandonan sus ojos sin siquiera ser consciente, observa a un orgulloso Jungkook ponerse de pie, recibiendo el diploma entre sus manos como quien recibe un trofeo, o bien un pase de libertad después de tantos años enjuiciado tras las rejas de los docentes. No se sorprende cuando la señora y el señor Jeon se ponen de pie, dispuestos a caminar hacia el menor y capturar, como todos, el momento para rememorarlo en el futuro.

Pero la sorpresa lo golpea esta vez, cuando el señor Jeon lo toma de un brazo con delicadeza, ayudándolo a ponerse de pie, porque la sandía en su estómago ahora había duplicado su tamaño, y casi no le permitía moverse con libertad.

—Dale, Vení. Jungkook nos está esperando.

—¿Yo?

—Sos el padre de su hijo, Jimin. Tu deber es estar ahí también.

La respuesta del señor Jeon fue honesta, de pronto se sentía parte de algo importante, como si su vida se fusionara con otra de repente, y sonrió antes de asentir.

No faltaron las miradas, eso era obvio, Jimin las ignoró como ya era de costumbre, pero Jungkook no, y lo supo de sobra, porque cuando llegaron a la tarima, cuando lo ayudaron a subir los pocos escalones hasta pararse a su lado, ese joven chico tenía un micrófono en mano, y supo que se avecinaba algo.

—Es un gusto, espero hoy todos estén teniendo buena tarde—Había comenzado, con una sonrisa atractiva en los labios, con aquel porte y traje que derretía a quien lo viese, Jimin suspiró involuntariamente—. Como codelegado del salón 6to 3ra, se me permitió dar el discurso de despedida para nuestros graduados de este año.

¿Cuando se hizo codelegado? Aquellos eran detalles que Jimin desconocía, porque había ocaciones en las que Jungkook pensaba que no importaba, sin saber que para él, todo lo que tenga su nombre impreso importaba.

—¡Si a todo menos al divorcio!

—¡Haceme un hijo!

—¡Te partís en 20 hasta yo me dejo!

Habían gritado desde el fondo varios graciosos, en su mente Jimin ya estaba preparando tres faces de tortura. 1) la hipnosis, con la que torturaria sus pensamientos por haber pensado siquiera en tener a jungkook en sus mugrientas camas. 2) la tortura física, porque es un sádico de mierda y punto. 3) esconder el cuerpo donde las personas que piensan en jungkook como algo más puedan verlo y huir por temor, see, sonaba un plan genial, lastima que solo podía pensarlo, porque las leyes existen.

—Me van a disculpar, pero ya estoy esperando un hijo ahora, y creanme, va a ser tan hermoso como su padre.  Por cierto, necesito pedirles más respeto, no tengo nada en contra, pero necesitaria que no sean tan obvios con las miradas que le dedican a mi pareja, gracias—Los pensamientos de Jimin fueron pinchados como quien pincha un globo y este se desinfla recorriendo los aires, seguido a ello, el bufido desalientado de quienes tenian a jungkook en la mira—. Ahora si les gusta la idea, vamos a continuar.

"¡NO PELOTUDO, VOS VAS A CONTINUAR YO ME RE VOY NO VES QUE ME HACES MAL!"

Pensó claramente sorprendido y avergonzado, con ganas de secuestrarlo, llevarlo a algún lugar donde no halla nadie y comérselo a besos como solo él, "SI, ÉL, OSEA YO, JIMIN SI SEÑORES", podía.

La seremonia terminó después de tres horas masomenos, en las que jimin iba y venía del baño porque la sandía derramaba su jugo y lo exprimía a él inconscientemente. Jungkook había lanzado lejos el birrete como todos los demás, habían aplaudido en conjunto y mandado a la mierda las carpetas con información que en el futuro no les iba a servir de nada.

Para cuándo todos estuvieron fuera acordaron reunirse al día siguiente por la tarde para un asado en conjunto, Namjoon se ofreció a asar la carne, pero no bastó más que el grito asustado de todos para que desistiera de la idea. Después de unas cuantas risas todos se despidieron, aparentemente ya habían hecho planes cada uno con su pareja, por lo que parecían tener prisa por retirarse. Jungkook y jimin subieron al auto de los señores jeon, el más joven tenía que buscar su auto, había preparado algo especial y quería llevar a Jimin esta misma noche.

El señor jeon parecía cómplice, porque en todo el transcurso estuvo sonriendo como idiota, mirando de reojo a Jimin y volviendo a sonreír como el tarado que no sabe guardar secretos que demostró ser, y antes de que metiera la pata la señora jeon se lo llevó de la oreja, mientras el hombre gritaba que tengan suerte en el viaje.

—Tus viejos están raros, ¿Que onda les diste falopa?

—Ellos se drogan solos, no necesitan mi ayuda Jimin-ssi.

—Cuando sea grande quiero ser como ellos.

—Jimin, estás embarazado, ¿Y lo primero que se te cruza por la cabeza es falopar?

—¿Cuál fue ñeri? ¿Sabé hace cuanto no me aspiro una finita?

Los dos se rieron como pelotudos mientras el auto avanzaba a quien sabe donde, la verdad es que Jimin no le prestaba atención al camino, iba demasiado concentrado en hablar de lo que se le venga a la mente y otras taradeces más.

El bebé se removió con fuerza en su interior, no pudo evitar una mueca, y jungkook lo notó al instante.

—¿Te duele?

—No tanto como me duele no falopear.

—Que buen ejemplo le das a tus menores.

—Escúchame pendejo de mierda, que estoy de 7 meses no porque lo hallas aprendido de mi, ¿Me entendiste? ¿Lo sentiste? Ahora patea y mañana va a decir papá. Ya te quiero ver pagando la uni.

—Ya te quiero ver a vos aguantando a alguien con tu mismo carácter.

—Olvídate, guerra Park en camino.

—En donde me vine a sentar, lpm.

—En la cama en la que me hiciste un hijo, ¿Puede ser?

Y volvieron a reírse, así, tan espontáneos como aprendieron a ser entre ellos, como si se conocieran hace años y estuviesen saliendo desde entonces.

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Espero les esté gustando, tengo que decir que esta historia (está vez si) ya entra en su recta final!

3/5

Tkm 💜

¡¿Embarazado?! [KM AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora