1. Nudo

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Who the hell am I going to be now?

Sherrie, la cuarta hija de los Wheeler. Vaya familia más numerosa en este universo.

Sentada en un rincón de mi mesa a la hora del almuerzo, observé a Billy coqueteando con una chica desde lejos. Esto me partió el corazón de forma inimaginable, pues, la que quedaba como estúpida era yo al haberme ilusionado tanto.

Quizá me faltó más tiempo de haberlo conocido antes de comenzar una relación con él, pero caí en sus insignificantes encantos. Eso de llamarme linda y guiñarme el ojo de vez en cuando en los pasillos fue todo lo que tuvo que hacer para enamorarme. Pensé que él también sentía una conexión especial conmigo, creí que podía encontrar el verdadero amor con Billy a mi lado, pero me equivoqué por completo. Fui una ciega al no darme cuenta del hecho de que nunca se preocupó por mí, ignoraba todas mis llamadas y ni si quiera me miraba cuando lo saludaba en frente de sus amigos.

Me trató como basura, pero aún así seguía queriéndolo.

—Sher. Me llamó Maxine, hermana de Billy.

Yo volteé a verla, incorporándome en mi asiento.

—Ah, hola Max, ¿qué tal todo?

—Te lo advertí. Dijo ella, sentándose conmigo.

—Ya lo sé, fui una estúpida. Pasé las manos por mi cabello y suspiré.

—Un poco ingenua quizá, ¿lo sigues extrañando?

—Ha pasado a penas un mes, por más que me fuerzo a superarlo, de algún modo sigo pensando en él.

—No me digas que van a regresar.

—Ni loca, lo amo, pero no soy tan masoquista.

Maxine sonrió ante mi comentario.

—Ya fuiste lo suficientemente masoquista aguantando sus tratos todo este tiempo.

—Ya sabía los riesgos y aún así pensé que podía cambiarlo, un asco de primer novio.

—¿Primer novio? Eso es aún peor.

—Lo sé.

—No puedo creer que sigas amándolo, Sher.

—Ya ni siquiera es tanto, él solito se ayuda cagándola cada vez que le doy otra oportunidad.

—¿Por fin lo estás superando?

—Sí.

—Pues no parece con la carta de dos hojas firmada por ti que encontré cuando me obligaron a recoger su habitación. Max alzó ambas cejas.

—Y míralo, sigue sin cambiar aún después de eso.

—Ya déjalo, no será nada bueno para ti obsesionarte con Billy.

Maxine tenía razón, yo estaba obsesionada con él, quería su amor más que nada en el mundo, pero estaba más que claro que nunca me lo entregaría.

Aún así, iba a darle una última oportunidad el día de mañana, en su cumpleaños, cuando recibiera mi regalo.

—Sher, te dije que no lo hicieras.

Nancy suspiró pesadamente mientras tomaba rumbo a casa de Billy, en donde me dejaría para asistir a su fiesta de cumpleaños.

—Pero le gustó mi regalo, dijo que era lindo y me invitó a su fiesta.

—¿Tan siquiera te agradeció por el esfuerzo que le pusiste a ese regalo?

—Pues, supongo que invitarme a la fiesta contó como un gesto de agradecimiento, ¿no?

—¿No te dijo ni un gracias, Sher?

Hunt the freak (Eddie Munson and reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora