Uno ❀ Maldita vida

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TAE HYUNG

Viajar: no es que me guste mucho, sin embargo debo hacerlo, por amor a mis padres y por miedo a ellos; miedo de que no se sientan orgullosos de su hijo. Tampoco quiero que resulten ser como yo, que odio la vida y me odio a mí mismo. No lo hago por mí, lo hago por ellos.

«¿Por qué tuve que nacer de esta manera? ¿Por qué tuve que nacer con este cuerpo? ¿Por qué nací con esta voz?».

Desde pequeño se burlaban de mí en la escuela, no tenía amigos, me ofendían, me golpeaban, no me querían solo por ser diferente. Así es el ser humano, teme lo que le es extraño y el temor se convierte en odio que dura tanto como derretirse el sol. Su odio se hizo parte de mí, su odio se volvió mío y así ha sido hasta hoy.

Mi largo cabello negro azabache; mi piel blanca bronceada por el sol que me veía obligado a soportar cuando quería alejarme de todo y todos; mis manos suaves y finas como las de una mujer que no ha trabajado nunca, ni siquiera en fregar un plato; mi cuerpo sexi y atractivo por el poco ejercicio que mis padres me imponían, pues soy de los que no pueden ejercitarse mucho pero deben hacerlo al menos unas veces; un cuerpo que le gustaría a cualquier mujer, solo que al llegar a mi rostro y escuchar mi voz, el mundo se les hace añicos frente a sus ojos.

Mi rostro es tan perfecto y lindo como el de un niño pequeño al que los adultos quieren apapachar, morder y besar por 24 horas; dándole mi voz el toque final: una melodiosa vibración de cuerdas vocales que tranquilizan tu corazón de solo escuchar, aunque diga barbaridades. Lo odio.

Sí, ese soy yo, un hombre que detesta su vida como las plantas la sequía. Leí una vez en un libro sobre animales que el ornitorrinco, era una criatura extravagante similar a una nutria; que mostraba un pico como el de un pato y ponía huevos, tenía el cuerpo cubierto de pelos como los mamíferos, patas palmeadas, producía leche y no tenía pezones, además de poseer un espolón venenoso como las serpientes. Me identifico mucho con él, sobre todo por el último comentario sobre el pobre animal: "aquello era una chapucería de la naturaleza"; tenían razón, yo también soy otra. Si él era el Frankenstein de los mamíferos, yo era el de los humanos; pero en una versión más moderna.

«Maldita vida».

Mis padres decían que tenían al hijo perfecto, no se cuál es su significado de perfección, solo sé que es muy distinto a mío. Y su hijo perfecto y maravilloso llegaba de un viaje de dos años que se convirtieron en tres. Los extrañé durante todo ese tiempo sin vernos, y a mi mejor amiga, es la única persona con la que puedo ser yo mismo, aunque tiene la misma idea de perfección que mis padres.

—Tae Hyuuuun...

Gritaba mi nombre como loca mientras corría a abalanzarse sobre mí, es dos años mayor que yo pero es una mujer muy experimentada, carismática y excelente persona, además de que es europea. Hace cinco años vino a Seúl de visitas y terminó instalándose aquí, abrió una galería pues es pintora y se convirtió en mi amiga desde un trágico incidente en el cual nos conocimos. Es correcta, educada y muy profesional frente al público, solo es ella misma cuando está conmigo y me refiero a esos momentos en que tengo que escuchar de sus travesuras, qué opina de los hombres que le gustan y palabrotas que a cualquiera dejarían atónito; a mí ya no me sorprenden, es mi "best friend" desde hace cinco años.

—Amy, bájate por favor, estoy cansado y quiero abrazar a mis padres también.

Su nombre es Amalia Mayer, aunque Amy le llamamos cariñosamente, es más adaptable a nuestro idioma.

—Vale —dijo a regañadientes regresando al suelo. —Pero en casa no te zafarás de mí.

Cuando dice "en casa" no se refiere a la de ella, sino a la mía, se volvió una inquilina más y ya forma parte de nuestra familia, mis padres la quieren como la hija que no tuvieron.

GOTAS DE UNA PASIÓN [kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora