Solo un roce

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Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi, esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

#Día 2 Rankaneweek

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Estaba entumecido, desde la punta de mis dedos hasta la punta de mi cabello. El dolor era terrible, y eso que suelo ser bastante tolerante pero esta última semana las peleas en el dojo eran muy fuertes. No sé cómo, pero por día aparecían hasta cinco contrincantes con el afán de vencerme, el premio no era solo mantener el honor, sino que era salvaguardar a mi prometida ya que cada uno de esos pelafustanes deseaba quedarse con el dojo y tomarla por esposa; a veces no entendía ese afán por poseerla, Akane se había convertido en una bella mujer, sin embargo, tenía un carácter de los mil demonios.

Regresando al tema de hacerla su esposa, muy arcaico por lo demás, lo cierto es que este malísimo rumor de "pelea en el dojo Tendo" fue dispersado por la mismísima Nabiki, quien no encontró mejor modo de ayudar en casa entregando el 50% de las utilidades si yo ganaba cada encuentro. De alguna parte había que generar dinero, pero nunca imaginamos el boom de aquello, prácticamente sin descanso me dolía cada fibra de mi ser.

Aquella noche subí cada peldaño de la casa arrastras, entré en mi habitación y caí rendido sobre la cama. Ni ganas de comer tenía, me sentía un tanto abrumado, Akane estaba indignada por decirlo menos, pero su padre accedió ante la necesidad y por sobre todo cuando notó que ahora la alacena estaba llena.

¡No más! Gritó Akane en el pasillo, su potente voz era autoritaria y cabreada, pero al parecer Nabiki le daba un millón de razones por las cuales yo debía recuperarme para mañana. Luego de aquel intercambio de dimes y diretes la menor entró en mi habitación, estaba a oscuras y sinceramente no podía moverme, necesitaba dormir, descansar.

Sus suaves pasos se encaminaron hacia mi dirección, su dulce pero fresco aroma me pegó de frente y por unos instantes me relajó por completo, exhalé como si su presencia fuese el analgésico que necesitaba.

—Ranma —me llamó bajito, casi imperceptible —no tienes que hacer esto, yo puedo...

—¿Qué haces aquí? —pregunté interrumpiéndola.

—Hablo en serio, no quiero que sigas, esto es el colmo —agregó mientras mojaba una pequeña toalla de algodón dentro de una palangana con agua tibia, acto seguido la pasó por mi frente.

Todos los días venía a mi alcoba al finalizar mi última batalla y repetía la rutina; limpiaba mi cara y manos para luego coger una cobija y cubrirme.

—No lo hago por ti niña boba, es mi honor.

Señalé tristemente al tiempo que me quejaba por un golpe que recibí ayer en mi costilla derecha, ella sin dudarlo abrió mi Gi evidenciando un enorme morado del porte de mi mano.

—Por todos los cielos Ranma, ¿cómo no vi esto ayer? —se reprochaba al tiempo que tocaba suavemente mi piel.

Me dolía, pero no su roce... eso más bien era como una caricia.

—Estaré bien, déjame solo —pedí al verla notoriamente afectada, sus brillantes ojos me veían con pesar.

Se puso de pie salió sin cerrar la puerta, pude oírla correr a su alcoba y regresar en cosa de menos de un minuto. En su mano derecha traía una pomada, se acercó posicionándose de cuclillas y rápidamente colocó un poco de producto acariciando mi piel, tomé su delgada muñeca entre mis dedos deteniendo su acción, ella me vio fijamente. Podía oír su sutil respiración, incluso sentir el tibio calor de su cuerpo. Deseaba tanto gritarle que no permitiría que ningún hombre la tocara, que siempre la protegería, sé bien que puede defenderse. No obstante, quiero y puedo hacerlo, ella es... mi adoración.

—Acércate por favor —hablé bajo, pero no tanto como para que no me oyera.

Entonces sin decirnos nada se recostó a mi lado, en un roce suave y sutil nos quedamos viendo por largos minutos... tomé su pequeña mano entre la mía entrelazando nuestros dedos.

—Ranma —dijo con deseos de hablar, pero la interrumpí.

—Lo haría mil veces, no me pidas algo que va contra mi naturaleza —hablé con decisión.

—¿Por qué?

—Porque quiero y puedo —esta vez lo dije en voz alta — porque eres muy importante para mí ¿conforme?

Ella me regaló la sonrisa más bonita del mundo, asintió contenta y eso me quitaba todos los dolores, bueno casi.

De pronto el toque a la puerta nos sacó de nuestra complicidad, movían la perilla, era mi padre llamándome al otro lado del pasillo. Akane quiso removerse, pero no la dejé.

—Un minuto más... se aburrirá, nada puede arruinar esto.

Y con eso último me sumergí en su envolvente aroma y el suave roce de nuestras manos.

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Nota del autor

Queridos lectores, este pequeño one shot fue una dulzura escribirlo. Espero lo hayan disfrutado tanto como yo; desde mi Chile una fan más de esta maravillosa obra, Sweetsimphony.  

Si te ha gustado vota en la estrella, comenta con gusto leeré.

Rankaneweek 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora