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Las lágrimas caían incesantes como una cascada de tristeza por las mejillas de Emma, cada gota era un testimonio de su dolor. Encerrada en la soledad de su habitación, su mundo se había reducido a las cuatro paredes que la rodeaban. Y su corazón, un corazón que hasta hace poco rebosaba de amor y felicidad, ahora estaba destrozado.

Jenna, su Jenna, la mujer a quien había entregado su vida y su amor, ya no estaba a su lado. Había dejado un vacío en la vida de Emma que parecía consumirla. Pero no era solo la ausencia de Jenna lo que la hacía sufrir, era la cruel realidad de la traición.

Jenna había engañado a Emma. Y no con un desconocido, sino con alguien de su propio círculo, un miembro del elenco de la nueva película en la que Jenna trabajaba. La idea de Jenna compartiendo momentos con otra persona era como un cuchillo que se retorcía en su pecho.

Habían estado casadas durante cuatro años, cuatro años de risas compartidas, de planes de futuro, de amor incondicional. O eso es lo que Emma había creído. Pero todo eso se había desvanecido cuando Jenna le había puesto los papeles de divorcio frente a ella.

Emma se retorcía entre las sábanas, su rostro húmedo por las lágrimas, su pecho agitado por los sollozos. "¿Por qué me hace esto? ¿Por qué?", era el pensamiento que repetía una y otra vez en su cabeza. Había creído que Jenna la amaba, que lo que tenían era real. Pero ahora, todo eso parecía una mentira cruel y despiadada.

La desolación llenaba la habitación, cada objeto, cada rincón le recordaba a Jenna. Cada recuerdo, cada pensamiento era un golpe más a su ya destrozado corazón. Pero Emma sabía que debía seguir adelante, por doloroso que fuera. Porque a pesar del dolor, del engaño, ella aún amaba a Jenna. Y ese amor, a pesar de todo, estaba dispuesto a resistir, incluso en la soledad y la tristeza.

Jemma Y Alisa [Historia cortitas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora