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ㅤㅤ⃨𓆉ㅤ𝖤𝗉í𝗅𝗈𝗀𝗈.ㅤ

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El aire en la Academia Verloren estaba impregnado de un misterio antiguo. Los vitrales góticos proyectaban sombras coloridas sobre el suelo de mármol, creando un ambiente tan majestuoso como inquietante. En medio de este escenario, los estudiantes se movían como figuras en una intrincada danza social, cada uno luchando por mantener su lugar en el intrincado tejido de poder y prestigio.

Sunghoon, con su cabello negro perfectamente peinado y sus ojos verdes vigilantes, caminaba por los pasillos con una confianza que bordeaba la arrogancia. Vestido con las últimas marcas de alta costura, era el rey indiscutible de Verloren.

Sunghoon se detuvo mientras sus caras y limpias botas resonaban en el pasillo. 
—¿Trajiste mi agua? —preguntó Sunghoon, mirando a Jay con cierto desdén.

Jay, siempre dispuesto a cumplir con los caprichos de su líder, sacó una botella de agua de su mochila y se la entregó con una sonrisa forzada. 

—Aquí tienes, Sunghoon. Agua importada, como te gusta. —respondió, esperando que el tono de Sunghoon no presagiara otro de sus malhumores.

Fue entonces cuando las puertas de la academia se abrieron y un nuevo estudiante cruzó el umbral. Heeseung, con su cabello rojizo oscuro y ojos avellana, avanzó con una calma imperturbable. Sus pasos resonaban en el silencio expectante mientras los estudiantes susurraban y lo observaban con curiosidad. Había algo en su presencia que capturaba la atención de todos, algo más allá de su apariencia.

Sunghoon se detuvo al verlo, sus ojos verdes se estrecharon en una mezcla de interés y desafío. Heeseung le devolvió la mirada, sin apartar la vista, y en ese momento, un silencio tenso se apoderó del pasillo. Nadie sabía que aquel encuentro cambiaría el destino de la Academia Verloren para siempre.

Sunghoon tomó la botella sin apartar la vista de Heeseung, que avanzaba con paso firme hacia ellos. El nuevo alumno no mostraba ni una pizca de nerviosismo, lo cual irritaba a Sunghoon más de lo que le gustaría admitir. 

—¿Quién demonios es ese tipo? —murmuró Sunghoon, apretando la botella con fuerza.

—Es el nuevo. Llegó esta mañana. No sé mucho de él, pero se dice que es un poco raro. — Opinó Jungwon.

Heeseung avanzó sin prisa, su objetivo claro en su mente: venganza. Su padre había sido una figura prominente en la misma hermandad que Sunghoon ahora lideraba, y los secretos oscuros de su familia estaban a punto de desenterrarse. Mientras caminaba hacia su destino, no podía evitar pensar en lo irónico que era que la belleza de las flores góticas ocultara tanto dolor y traición. Heeseung finalmente se detuvo a unos metros de distancia, sus ojos avellanos fijos en Sunghoon con una intensidad que hizo que el tiempo pareciera detenerse. Había una mezcla de desafío y algo más oscuro en su mirada, algo que Sunghoon no podía descifrar.

—Vaya, vaya, parece que el rey de la Academia Verloren tiene un nuevo súbdito.. —dijo Heeseung con una voz calmada pero cargada de ironía.

—¿Y tú quién te crees que eres? —respondió, intentando mantener su compostura habitual.

—Alguien que no se deja impresionar fácilmente por nombres y títulos vacíos. Alguien que ha venido a reclamar lo que le pertenece.

A pesar de las palabras confusas y amenazantes de Heeseung, sin embargo, Sunghoon no estaba dispuesto a ceder terreno.

—Aquí no tienes nada que reclamar, perra. Este es mi reino, y tú solo eres un peón más en mi tablero. —dijo, su voz gélida y firme.

—Eso está por verse, Sunghoon. Eso está por verse —respondió antes de girarse y continuar su camino, dejando a Sunghoon con una inquietud que no había sentido en mucho tiempo.

...
Mientras Heeseung se alejaba, Jake y Ni-ki se acercaron a él, habiendo observado el intercambio desde la distancia.

—¿Estás bien? —preguntó Jake, su preocupación evidente.

—Sí, solo necesitaba dejar claro mi propósito —respondió Heeseung, con una mirada decidida.
—Tenemos mucho trabajo por delante.

—Vamos a mostrarles quiénes somos realmente. — Sonrió Ni-ki con entusiasmo.

La partida entre Sunghoon y Heeseung apenas comenzaba, y la Academia Verloren se convertiría en el campo de batalla de una confrontación que cambiaría sus vidas para siempre.. ¿Qué harían un par de idiotas?

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