ㅤ⃨ㅤ□ㅤ 𝖥𝗅𝗈𝗋𝖾𝖼𝖾𝗋.ㅤ

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⠀      𓆖 ⠀  ⠀⠀                 一部

La mansión de Sunghoon, conocida por todos como la Casa-Kairo, era un símbolo de lujo y poder. Con su arquitectura imponente y sus vastos jardines, era el refugio de la élite de la Academia Verloren. Sunghoon, Jungwon, y Jay vivían allí, disfrutando de una vida de privilegios y excesos. Sin embargo, la reciente llegada de Heeseung había comenzado a alterar la armonía superficial de la hermandad.

En una noche tranquila, la mansión estaba más animada de lo habitual. Los miembros de la Casa-Kairo estaban reunidos en el salón principal, donde las conversaciones y risas llenaban el aire. Sin embargo, una tensión subyacente se podía sentir, especialmente entre Sunghoon y Heeseung, que se miraban desde lados opuestos de la sala.

En el salón principal, decorado con candelabros antiguos y muebles de terciopelo, Sunghoon se recostaba en un sofá, observando a Jungwon y Jay con una mezcla de aburrimiento y desdén.

—Jungwon, Jay, ¿qué demonios están haciendo? ¡Parecen un par de zorras desorientadas! —exclamó Sunghoon, su voz cortante.

Jay, acostumbrado a los insultos de Sunghoon, frunció el ceño pero no dijo nada. Jungwon, por otro lado, apretó los dientes, conteniendo su ira. La relación con Sunghoon había sido siempre tensa, pero su lealtad a la Casa Valeriana los mantenía unidos.

Mientras tanto, Heeseung había comenzado a frecuentar la mansión, buscando más información sobre su padre y la antigua hermandad. Sus visitas se habían vuelto cada vez más personales, especialmente con la creciente atracción entre él y Jake.

Una tarde, Heeseung y Jake se encontraban en la biblioteca de la mansión, rodeados de libros antiguos y velas parpadeantes. Jake, con su cabello rubio despeinado y sus ojos azules brillando con interés, se acercó a Heeseung.

—¿Por qué estás tan obsesionado con esta hermandad?  No es como que Kairo sea un lugar cómodo.—preguntó Jake, su voz suave.

Heeseung suspiró, sus ojos avellana reflejando una mezcla de dolor y determinación. 

—Mi padre era parte de esto. Necesito entender lo que sucedió, y asegurarme de que paguen por lo que hicieron.

Jake asintió, comprendiendo el peso de la misión de Heeseung. Sin previo aviso, tomó la mano de Heeseung y la sostuvo con firmeza. 

—No estás solo en esto. Estoy contigo.

El contacto de piel a piel envió una oleada de emociones a través de ambos. Heeseung miró a Jake, sintiendo una calidez que no había experimentado en mucho tiempo.

...

Jake y Heeseung se habían acercado mucho desde su llegada a Verloren, y esa noche no era la excepción. Jake, con su sonrisa cálida y ojos azules brillantes, se sentó junto a Heeseung en un sofá apartado. La chispa entre ellos era innegable, y mientras conversaban en voz baja, el interés mutuo era evidente.

Sunghoon observaba desde la distancia, sus ojos verdes destellando con una mezcla de confusión y algo más oscuro. No podía dejar de notar cómo la presencia de Heeseung afectaba su propia estabilidad emocional. Había algo en él que lo desarmaba, una conexión que ambos necesitaban: contacto piel a piel.

—¿Qué demonios estás mirando, Sunghoon? —preguntó Jungwon, acercándose con una bebida en la mano. Sunghoon lo miró con desdén.

—Nada que te importe, zorra. —respondió, su tono gélido. Jungwon hizo una mueca pero no dijo nada más, acostumbrado a los insultos de Sunghoon.

Mientras tanto, Heeseung y Jake continuaban su conversación, ajenos a la creciente tensión. Jake se inclinó un poco más cerca, susurrando algo que hizo reír a Heeseung. La cercanía entre ellos era palpable, y Sunghoon sintió un nudo de celos formándose en su estómago.

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