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Kang Haerin

Me encuentro exponiendo del feminismo en clase de ética. Irónico porque yo soy prostituta. Mi trabajo tiene todo que ver menos con el feminismo y, mientras más hablo, más me doy cuenta lo terriblemente mala que soy para decir la verdad.

Me enfoco en la noche anterior, hoy es Viernes, anoche tuve un trabajo muy raro, el señor tenia fetiches con los pies, creo que fue lo más raro que me pasó en la vida. Me masturbó con su dedo gordo del pie, qué asco, solo espero que no haya tenido hongos porque estaré realmente muerta. Ew. Intento alejar esos pensamientos de mí, pero ya se apoderan de mis pesadillas, algo tarde.

Hora.

Enfoque.

Lo solicito y vuelvo a enfocarme en mi exposición, ¿qué era el feminismo? Ah, cierto, un movimiento social, culturistico y no se que más. Mi cabeza da vueltas ahora mismo, no puedo pensar con calidad, y más teniendo a Winter masticando chicle al lado de mí.

Plop.

Plop.

¡Plooooop!

— Tiene un diez, señorita Kang —dice el profesor de ética, sonrío falsamente y Winter comienza a hablar de su tema.

Ahora me encuentro apoyada en la pizarra mirando a Winter, pero observo de reojo a Danielle mirándome. Esa chica es realmente... rara, me incomoda, lleva mirándome los últimos cuarenta minutos incluso antes de exponer.

Hora.

Quedan veinte minutos de clase.

— ¿Haerin? ¿Estás? —pregunta el profesor, levanto la mirada antes de sonreír—. Disculpe, sí.

— ¿Quiere ir al baño? La encuentro algo distraída —sonrío y asiento, luego me acerco a la puerta y la abro.

Salgo por la puerta y antes de cerrarla, veo a Danielle mirándome. Le sonrío y cierro la puerta. Voy al baño y me siento en la tapa del retrete, para luego sacar mi móvil.
Tengo un mensaje de mi jefe, sabe que estoy en el colegio, pero tampoco pondrá que soy menor de edad en mi expediente. Él está de acuerdo con no prostituir menores, así que para él, tengo dieciocho. (Por más que acabo de cumplir los diecisiete).

Suspiro.

Entro a mis mensajes y tengo millones de clientes. Ahora estoy leyendo y contestando todo. "Hoy puedo", "Mañana no puedo", "¿En qué lugar?", "¿A qué horario?". Es todo lo que sale de mi teclado. Suspiro fría y pesadamente antes de volver a la realidad y tomar papel higiénico, lo paso por mi vágina y sale rojo. ¿Me acaba de bajar?

Sí, es sangre, en fin, mis bragas ya están rojas, las cambiaré. Me levanto, salgo del baño y me dirijo al aula para llamar al profesor fuera de tal.

— ¿Qué sucede?

— ¿Puedo ir a mi cuarto? Me bajó.

Y sigue siendo extraña la sonrisa que me entrega, porque él estaba introduciendo su pene en mi vagina hace dos días.

— Sí, ve, muñeca —él acaricia mi rostro y yo solo sonrío y me doy la vuelta. Camino lentamente hacia mi cuarto.

Me tumbo en la cama después de cambiar mis bragas, tomarme una pastilla para el dolor y chequear mi ciclo menstrual en mi teléfono. Raro, no me tocaba hoy, pero bueno. Me coloqué un tampón de todas formas, tengo trabajo hoy, mañana y todo el fin de semana.

Din.

Suena el timbre y casi a los segundos veo a mis compañeras de cuarto entrar. Hanni, Jennie y Karina. Son a las únicas que les hablo o que les dirijo la palabra.

— Hola, Hae —ese apodo me resulta molesto, pero como salió de la boca de Hanni, no me molesta.

— Hola, Han, ¿me podrías pasar los apuntes?

Ella lanza su carpeta hacia mí—. Copia lo que quieras, ¿por qué saliste? —preguntó ella mientras se quitaba la camiseta, dejando mostrar su brasier blanco con sus pezones duros.

— Me bajó, ¿por qué tienes los pezones duros?

— Qué pregunta, eh —ella rió antes de continuar—, Minji quiere un rapidín en el baño.

Minji. Ella es novia de Hanni y mejor amiga de Danielle. A veces odio que Danielle esté en cada ámbito de mi vida, por suerte, no lo está en mi trabajo.

— Oh, espero salga bien —digo y ella sonríe—. ¿Y tú, Karina, qué tal con Minjeong?

— Fatal, no quiere sexo a toda costa.

Winter. Solo hablo con ella en el trabajo. Pero tampoco le diré a Karina que ella es prostituta y que seguro por eso no quiere tener sexo, así que solo me quedo callada.

— Hay que entenderla, quizá está depresiva o algo así.

— Ella no lo está —digo y ambas me miran, incluyendo a Jennie, la cual también es prostituta—, ¿por qué estas tan segura?

— Es demasiado feliz y se la ve demasiado contenta para estar depresiva —añado y vi una mirada calmada de Jennie.

Winter y Jennie. Ellas trabajan en la misma empresa que yo de prostitución, solo que ellas no saben que yo soy prostituta, de hecho, nadie lo sabe. Sin embargo, yo sí sé que ellas son prostitutas. Yo en la empresa soy Hearin, o incluso Madelaine. Minjeong es Winter y, Jennie es un apodo para Nini, casi nadie sabe el verdadero nombre de Jennie, solo yo, me lo dijo una vez. Ella siempre dice que se llama Nini. Pero ella en realidad se llama Jennie. Procuro llamarle Nini para que no sospeche que soy prostituta también. Sin tanto enredo, Minjeong es su nombre, Winter su apodo para la empresa. Lo mismo con Jennie, Nini es como la conocen, y Jennie su nombre que nadie sabe y de la empresa.

Enfoque.

— Contesta cuando te hablan, Haerin —dice Hanni y su frase retumba en mi cabeza—. ¿Mhm? Perdona, no estaba prestando atención.

— Que si te cae mal Danielle —pregunta Karina y alzo las cejas.

— No la conozco, no puedo determinar nada.

La misma australiana entra a nuestro cuarto y Hanni tapa su brasier—. Oye, estoy semi desnuda.

— No hay mucho que ver, no jodas —dice Danielle entre risas. Como quisiera poder reír. Pero mi vida es tan miserable que si lo hago es para quedar bien.

La vietnamita la mira indignada en broma y Jennie me mira para salir del cuarto, las tres eran amigas y definitivamente nosotras dos las excluidas. Asiento y me levanto de la cama, en eso, siento un chorro de sangre bajar y frunzo el ceño.

— Mejor acuéstate, ¿no prefieres una toalla sanitaria? —me pregunta Jennie, causando curiosidad en las otras tres, recibiendo su mirada de atención.

— No, estoy bien, soy de menstruar mucho.

Veo a Danielle enfocarse en las pastillas de mi escritorio y acercarse a ellas, las tomo y las meto rápidamente en mi cajón. Ella abre la boca para hablar y yo solo la miro, no emitió sonido alguno.

— Mejor sí, dame una toalla sanitaria —le digo a Jennie, aún sin despegar mi mirada de Danielle.

Luego de un par de segundos, despego mi mirada de ella solo porque Jennie me entregó la toalla. Me levanto cuidadosamente y voy al baño del cuarto, tardo un par de minutos, pero cuando salgo, recibo una mirada de Danielle no muy bonita.

— ¿Estás bien? —pregunta ella. Creo que es la pregunta que más odio. Debilita mi corazón y lo estrangula, me da ganas de llorar y no me gusta responderla. Tragándome el nudo de mi garganta y echando mis lágrimas para atrás, asiento, porque sé que seguro tengo la voz quebradiza.

Me acuesto en mi cama y saco mi móvil para mirar mi ciclo menstrual. Me bajó hace dos semanas y no tendría que haber menstruado hoy. Algo está mal en mí y no es solo en mi cabeza.

— Iré al ginecólogo mañana, Hae, ¿me acompañas? —me pregunta Jennie con una sonrisa reconfortante, asiento y ella toma mi mano, sé porque va, yo también debería, pero me preocupa no poder pagar mis estudios.

Continúo oyendo las charlas de las demás chicas, con una que otra acotación de Jennie, habían varias cosas que me incomodaban, pero la principal era la mirada curiosa de Danielle sobre mí.

Nomi? } daerin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora