Alma Oscura [Sombras Del Pasado]

13-Juego de ajedrez

Nos levantamos de la mesa y salimos del café. La noche era fresca, y las luces de la ciudad titilaban a lo lejos. Caminamos en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos, hasta llegar a la moto de Ryan. Subimos, y él encendió el motor, rompiendo el silencio solo con el zumbido que provocaba.

—¿A dónde te llevo? —preguntó, sus ojos fijos en la carretera.

—A casa, por favor —respondí, aunque sabía que la tranquilidad que buscaba estaba muy lejos de ser alcanzada.

El camino fue silencioso; la tensión entre nosotros era palpable. Sabía que Ryan tenía razón en querer saber más, pero también sabía que revelarle los detalles ahora solo lo pondría en mayor peligro. Y, sin embargo, el peso de mis secretos comenzaba a volverse insoportable. Finalmente, llegamos a mi casa. Me giré hacia Ryan antes de bajar de la moto.

—Gracias por entender. No puedo decirte todo aún, pero lo haré. Te prometo que lo haré cuando sea seguro.

Él asintió, sus ojos mostrando una mezcla de comprensión y preocupación.

—Ten cuidado, Kaia. Sabes cómo encontrarme si necesitas algo.

Aunque sabía la ola de secretos que ambos ocultábamos y omitíamos, decidí mantener mi postura. Asentí y bajé de la moto, observando cómo se alejaba en la oscuridad. Entré a mi casa y subí a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Necesitaba ordenar mis pensamientos y planear mi próximo movimiento.

Me senté en mi escritorio y abrí mi diario. Las páginas en blanco me miraban, esperando ser llenadas con mis confesiones y miedos. Tomé un bolígrafo y comencé a escribir:

"Esta noche, la conversación con Ryan me dejó más dudas que certezas. No sé cuánto tiempo podré mantenerlo al margen sin que sospeche. Pero cada palabra que oculto es una barrera más entre nosotros. Debo encontrar una manera de protegerlo y de protegerme, sin revelar demasiado..."

Mientras escribía, mi teléfono vibró con una notificación. Era un mensaje de Ryan.

Ryan
-Recuerda, no estás sola en esto. Si necesitas hablar, aquí estaré.

Una leve sonrisa escapó de mis labios. Disfrutaba lo que transmitía ese chico, a pesar de ser una historia cubierta por secretos. Estoy agradecida por su apoyo, aunque la preocupación seguía latente en mi pecho, cerré el diario y me recosté en la cama, dejando que el cansancio del día me llevara al sueño.

A la mañana siguiente, desperté con la determinación de resolver las cosas. Sabía que necesitaba hablar con mi madre sobre los documentos y averiguar más sobre la situación. Bajé las escaleras y la encontré en la cocina, preparando el desayuno.

—Tenemos que hablar —dije, sentándome a la mesa.

Ella me miró con preocupación.

—¿Qué pasa, Kaia?

Le conté sobre la conversación con Ryan y la necesidad de obtener más información. Ella asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Tienes razón, Kaia. Es hora de que sepamos más sobre esto. Contactaré a nuestro amigo en la policía y le diremos lo que sabemos.

Asentí, sintiéndome un poco más aliviada por tener un plan. Pero sabía que la verdadera prueba estaba aún por venir. Y en el fondo de mi mente, las palabras de Ryan seguían resonando: "No estás sola en esto."