ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 0

127 15 0
                                    

Los Omegas eran vistos de menos por la sociedad, ellos no tenían ni voto ni voz para nada, eran tratados cómo objetos sin valor o sentimientos, todos los Omegas por ley debían casarse y servirle a un Alfa a corta edad. Todos eran obligados a hacerlo, los pocos que poseían más privilegio eran aquellos nacidos en cuna de oro, ser Omega era un castigo para todo aquel qué naciera.

La sociedad no cambia, las personas se vuelven más crueles y los Omegas disminuyen con el paso del tiempo, todo es un ciclo tan caótico qué poco a poco se pierde la esperanza en esa casta.

Hasta qué llegó el nacimiento de un niño, tal acontecimiento marcaría un antes y un después. Llegaría a ser él quién posea la corona y lleve un cambio drástico a la sociedad.

Mucho más antes de su nacimiento, desde que estaba en el vientre de su madre su vida se vio tachada y entrelazada a un inevitable destino, un futuro no tan encantador para su corta edad, en la cuál solo aquel ser lo llevaría nuevamente a brillar.

── Es un hermoso niño, felicidades.

── Es igual a mi, es hermoso. Un magnífico y ejemplar Alfa.

── Esperamos grandes cosas de ti, Satoru.

De entre todos los pecados, haber nacido era el mayor de todos. Cuánto desearía cómo todos los demás, no haber nacido o haber tenido otro destino más acorde a su edad.

── ¿Omega? ¿Qué es?

── Oh, mi amor, los Omegas son solo personas qué no valen la pena... son lo peor de la sociedad.

── M-Mamá, ¿qué soy?

── Querido, tú al igual qué todo el linaje, serás un apuesto y glorioso Alfa.

── Mamá, mamá.

── Tranquilo, tan sólo tienes un año, tienes mucho por aprender, mi pequeño.

En esa era apesar del tiempo, aún reinaban los clanes por sobre la gente ordinaria, todos hechos con un propósito, ganar la corona. Los hechiceros desde su nacimiento traían consigo la responsabilidad de proteger a la gente matando a las maldiciones de ese mundo.

No hay peor maldición en ese mundo, que nacer siendo Omega, la casta más inferior a todas.

── ¿Eres un Omega? Qué estupidez.

── ¿Un... Omega? ¡Nos han castigado con esta abominación!

── ¿Un Omega? ¡¿Es enserió?!


── Tranquilos, no importa su casta si se trata del poderoso usuario de los seis ojos. Aunque es una pena qué nuestro linaje se haya arruinado con su nacimiento.

── ¡Lo quiero fuera de mi vista! No volverá a dormir en nuestra casa, llévenselo.

Ser Omega era un delito en la sociedad, ser hechicero era un prodigio entre ellos, ser noble era estar en la cima, pero, no tener quién te apoye te deja en un oscuro vacío, deambulando en el profundo abismo.

Ser obligado a tantas cosas desde tan corta edad y volverse dueño de una gran responsabilidad era frustrante, era agonizante vivir dependiendo de aquellas cadenas qué atan tu destino y lo marcan a la fuerza.

── Ya sabes qué hacer, no lo olvides.

── Si, padre.

── Tú ya no perteneces a los nuestros, no me llames papá. Cuándo cumplas con lo acordado, puedes regresar a tu anterior vivienda. ¿Haz entendido?

── Si... señor.

¿Por qué los Omegas son mal vistos? ¿Que han hecho en el mundo para ser tratados a ese nivel? Son tratados cómo monstruos.

── Oye, ¿no eres muy pequeño para estar acá?

── Sigo mi parte del trato, espero que se acostumbre a mi presencia.

── Mocoso malcriado.

¿Habrá luz entre la oscuridad?
¿Habrá un faro de esperanza?

¿Qué podrá ser de su vida?
Quién sabe...

Satoru Gojo, el único que va contracorriente.

ⁱᵐ ᵈⁱᵉˢᵉᵐ ⸙ ᴡɪɴᴛᴇʀ  「sᴀᴛᴏʀᴜ ɢᴏᴊᴏ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora