~capítulo 04~

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-Ey Alice, ¿tienes hermanos?- preguntó Gavi. Mierda, ahora que digo yo, yo no pienso mentir.

-Bueno, es una larga historia... pero sí, tengo dos hermanos- le contesté mirando a María, la cual conocía todos mis problemas.

-Hostia, ¿qué bien no? Y...¿dónde viven? Nos los tienes que presentar eh- dijo Balde mientras me sonreía.

-Ya, es que...- pero no pude acabar la frase. Mis piernas empezaron a temblar, y me costaba respirar. Ninguno de mis hermanos me había escrito, nadie de mi familia me había felicitado por la canción. Jude tampoco me había dicho nada, después del encontronazo.

-¿Estás bien morena?- me dijo Fermín mientras me acariciaba la espalda.

-Me tengo que ir chicos, gracias por todo, enserio- y me fui corriendo hacia mi coche.

Al llegar a mi apartamento, me puse mi pijama y comencé a ver una película de amor. No me podía concentrar en la película, todo el rato pensaba en el apodo que me había puesto Fermín, "morena". Cuando pensaba en él, los problemas desaparecían.

Seguía pensando en él cuando de repente escuchó el timbre de mi casa. No podía ser... Fermín tenía un ramo con un montón de bombones y un peluche.

-Dios, esto es increíble Fermín, es precioso- le dije con una gran sonrisa

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-Dios, esto es increíble Fermín, es precioso- le dije con una gran sonrisa. Era, era perfecto, pero tristemente tenía novia.

-Es para ti morena, y no te preocupes por Gaia, lo hemos dejado hace unos días- me contestó con una pequeña risa.

-¡¿Enserio?! Gracias, gracias,gracias rubito- le dije mientras le abrazaba.

-Pasa, siéntate en el salón, ¿quieres cenar?- le pregunté entusiasmada.

-Si no es molestia, me encantaría- me dijo con una sonrisa.

-Por cierto, ¿estás bien? Hoy, cuando te has ido, estabas temblando, como aquella noche en la discoteca. Tiene algo que ver con tus hermanos, ¿verdad?- me preguntó tímido. Cuando escuché la pregunta, solté el vaso que tenía en la mano, haciendo que el suelo se llenara de cristales.

-Lo siento, lo siento, lo siento- dije recogiendo algunos cristales con la mano.

-Ey, no te preocupes, me tienes para lo que sea preciosa- me dijo mirándome fijamente. Era tan guapo y bueno conmigo. Pero no le quería hacer daño, además, ¿quién saldría conmigo?

Cuando nuestros ojos se conectaron, me lancé a darle un abrazo, él cual me correspondió. Me cogió de la mano y me sentó en sus piernas mientras yo lloraba. Le comencé a explicar todo lo que me había pasado, sin dar nombres. Él me quitaba las lágrimas con sus suaves dedos y me acariciaba las mejillas.

Creo que me está empezando a gustar, pero soy muy poco para una persona como él... Finalmente hicimos la cena y recogimos todos los cristales del suelo. Pusimos una película de miedo, y él estaba cagado. Sinceramente, yo me había acostumbrado a este tipo de películas, porque cuando era más pequeña, mis hermanos siempre las ponían.

Tu mirada siempre indicará mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora