Primero que nada sé que normalmente las notas las pongo al final pero enserio necesito decirles que LO SIENTO DEMASIADO sé que no subí nada como en 1 o 2 semanas y enserio LO LAMENTO pero ya estaba terminando el ciclo y bla bla bla pero ya estoy de vuelta yaay! Bueno no; -; las quiero
-----La mañana siguiente Michael se sentía mal por lo que tuve que salir de compras yo sola.
-Michael, amor, ya llegué- pongo las bolsas en la mesa y doblo hasta mis codos las mangas de mi suéter para comenzar a hacer algo de comida. Cuando termino de lavar mis manos recuerdo que he comprado sus medicinas así que decido llevárselas.
Entro a la habitación esperando encontrarme con Michael pero está vacía. El sonido de una llave goteando llama mi atención y entro al baño para cerrarla, pero me encuentro con algo mucho peor que una llave goteando.
Las paredes están impregnadas de un color rojo vivo.
Había huellas de manos del mismo color por todos lados.
¿Y si le hizo algo a Michael?
Comienzo a llorar mientras imágenes de un desconocido peligroso y un Michael indefenso me atormentan.
Con un llanto que apenas y puedo contener salgo de aquel baño y cierro la puerta detrás de mí rapidamente al ver que Michael entra a la habitación.
-¿Jane? Te estaba buscando abajo pero no te encontre así qu...espera, ¿estás llorando?- él se acerca a mi y pone una mano en mi mejilla izquierda- ¿qué te pasa?- frunció el ceño confundido.
-Yo...nada, las mujeres a veces lloramos por nada, tranquilo- dije tratando de calmarlo, aún cuando la alterada era yo.
- No Jane, no voy a estar tranquilo sabiendo que cada vez que no estás a mi alcance te la pasas llorando, debe haber una razón. Quiero ayudarte pero si no me dices en que ,no voy a poder- él me miraba serio, sabía que todo era verdad y me dolía verlo así, preocupado y todo por mi culpa.
Pero sabía que si le decía lo que en realidad me tenía alterada estos últimos días, nada mejoraría, al contrario se alteraría todavía más y eso es justo lo que no quiero.
-No me pasa nada te lo juro- dije sonriendo tratando de parecer tranquila aunque no era así.
Él miró mis manos que estaban detrás de mi espalda las cuales se encontraban sosteniendo la perilla de la puerta del baño...y después me miró a los ojos.
-Déjame entrar- no no no y no.
-No - dije nerviosa.
-¿Jane qué me escondes?- su mirada seguía posada sobre la mía, si no desvío la mirada terminaría sentada en la cama llorando entre sus brazos mientras le contaba todo. No gracias.
-Yo...este...te lo juro que nada Michael- dije con la mirada baja, así o más obvio que escondes algo Jane? Idiota.
-Bien.
-¿Bien?- dije levantando la mirada extrañada de que se hubiera dado por vencido tan rápido. Ahora ya no se encontraba frente a mí, había caminado hasta la puerta quedando de espaldas a mí. Pasaron 10 segundos los cuales para mí fueron una eternidad antes de qus volteara a verme.
-Bien, si ya no me consideras lo demasiado importante como para contarme tus malditos problemas está bien- dijo y cerró la habitación dando un portazo y segundos después se escuchó como la puerta principal se cerraba.
[…]
Estaba sentada en la sala principal buscando algo entretenido que me pudiera ayudar a sacarme a Michael de la cabeza pero ninguno ayudaba.
Estaba comenzando a desesperarme cuando el sonido de la puerta principal cerrándose capta mi total atención. Michael asoma su cabeza y camina hacia mi, le sonrio y tomo su rostro en mis manos uniendo sus labios con los míos. Sus besos eran como estar en el cielo, a la mitad del beso paramos por falta de aire y él sonríe.
- Ya extrañaba a esta Jane.
Enrollé mis piernas en mi cintura y unimos nuestros labios nuevamete, sólo que esta vez se movían con más velocidad. Entramos a nuestra habitación y cerró la puerta con su pie. Me recostó en la cama aún con mis piernas alrededor de su cintura. Quitó mi blusa y yo comenzaba a retirar la suya cuando mi celular comenzó a sonar, un nuevo mensaje, vaya que inoportuno R, estaba a punto de ir por mi telefóno cuando Michael apretó mi cintura.
-No vallas, no debe ser importante- dijo con la respiración agitada, quitó él mismo su camiseta y comenzó a besar mi cuello. Mierda. Si R no me mataba este hombre lo haría.
El celular sonó de nuevo, una vez más. A la mierda R yo quiero estar con Michael.
