Bradley volvió a su hogar, vacilando un poco sobre lo que acababa de suceder.
Tocó la puerta una vez, pero al ver que nadie abría insistió con más fuerza.
Y odiaba el hecho de tener que dar la cara cada vez que algo malo le sucedía, porque Sylvia fue quién le abrió la puerta y tuvo tragarse su orgullo para que lo dejara pasar.
Se preguntó, ¿qué estaba haciendo ella ahí, de todos modos? Aunque fuera la novia del dueño de la casa, se supone que tendría un lugar donde quedarse en vacaciones, como, su propia casa. No tenía ganas de tener que lidiar con ella todos los días durante el mes completo. Probablemente tendría que verle la cara en la biblioteca de la universidad si es que alguna vez llegaba a ir. Y estaba decidido a no hacerlo.Ella no lo cuestionó, poco le importaba a donde había ido, porque el muchacho no le importaba en absoluto. Pero tampoco podía perderlo de vista porque, aunque no le gustara admitirlo, Goofy era demasiado blando con él desde que llegó. Sabía que alguien tenía que encargarse de que no se metiera en más problemas, pero estaba demasiado enojada como para salir a causar otro. Tendría que disculparse con Peg después.
A decir verdad, la probabilidad de que esos dos se llevasen bien era muy pequeña, tal vez imposible, pero en el mundo nada es imposible. Se trataba simplemente de algo que tenían que resolver hablando. Bradley guardaba más de lo que debería y tenía que liberarlo porque tarde o temprano estallaría y quién sabe lo que podría hacer, no sólo sobre las demás personas sino sobre él mismo también. Era capaz de todo. Es esa clase de persona. Su temperamento era difícil y tenía que ser tratado suave para poder comprenderlo por completo. Y quizá Sylvia ya lo sabía, pero tampoco estaba dispuesta a aceptarlo porque el orgullo de un adulto sobre siempre tener la razón es más grande que cualquier cosa.
Él tampoco estaba seguro de querer relacionarse con ella, porque para ser sinceros ni siquiera habían convivido como tal para tener una opinión profunda el uno del otro. Bradley creía que era una mujer amargada, Sylvia creía que él era un muchacho incorregible. Y lo único que ambos tenían en común era que ambos tenían posiciones equivocadas sobre el asunto.
Goofy salió de la cocina para darle la bienvenida a su huésped, que sólo le respondió con un sonidito con tono aburrido cuando le preguntó cómo había estado su mañana fuese a donde fuese ido, de todos modos.
Lo miró subir las escaleras y se preguntó si estaba haciendo algo mal. La realidad era que lo menos que quería hacer con él era molestarlo. Max se lo había hecho saber miles de veces. Si quería su espacio, se lo daría, si quería que lo dejara en paz, lo haría. Pero quería hacerle saber que podía confiar en él para lo que necesitara, porque, en el fondo, sabía que estaba solo, y quería hacerle compañía en lo que sea que estuviese atravesando. Podía no ser tan inteligente con otras cosas, pero sabía cuando alguien la estaba pasando mal.Bradley entró en la habitación, todavía mirado el pequeño papel que Roxanne le había dado hacía unos minutos. ¿Por qué? Fue lo único que pudo rondar por su cabeza. Ella había estado a la defensiva la mayor parte de la conversación y aun así lo invitó a su casa al día siguiente para sabrá Dios qué. Quería charlar ¿no?, pero no había nada que Bradley pudiera contarle a alguien que le recalcó que no conocía. Tampoco estaba seguro de que fuese una buena idea asistir a esa invitación. Quiero decir, estaba ahí para arruinar la vida de Max y nada más, no estaba buscando amigos o algo por el estilo. Y comenzó a cuestionarse si algún día llegaría a amar Spoonerville, o si Spoonerville llegaría a amarlo a él.
Algunos recuerdos le llegaron a la mente sin querer, de aquellos años en la universidad cuando era alguien. Había tenido tanta gloria, había sido la persona más importante del lugar y lo había disfrutado como nada en el mundo. Sabía que lo quería, tenía sus metas claras y estaba decidido a cumplirlas. Entonces ¿qué fue lo que sucedió? Max, se dijo a sí mismo. Y en su cabeza existía una pequeña parte que le preguntaba si en verdad era culpa de Max en su totalidad. Él no comenzó la pelea en primer lugar, fue Bradley quién lo retó, y cada vez que lo recordaba sentía que quería gritar hasta cansarse. No estaba en su sistema el aceptar la culpa, jamás lo estuvo, y eso no tenía porqué cambiar.
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Bradley | Maxley
FanficPorque, curioso por la relación entre Max y su padre, Bradley aceptó sin dudar aquella apuesta. "Vive con él un mes" había dicho el moreno. Y tal vez, para Brad significaba encontrarse con aspectos de él mismo que jamás había imaginado, y tener cosa...