capitulo 7: EL MAÑANA

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Enzo baja las escaleras y, al hacerlo, escucha la melodía de "My Old Kentucky Home" del Addison Male Quartette. Ve a Ray y Margaret sentados en la hermosa mesa de la casa.

—¡Ey, Enzo, despertaste! —dice Ray.

—¿Qué está pasando? —pregunta Enzo.

—Él es mi contacto. Estábamos hablando del barco —responde Ray.

—¿Y qué? ¿Nos darán el barco o tendré que sacarles los ojos? —pregunta Enzo.

—Bueno, hay un problema con eso —dice Ray.

Richard se levanta y se acerca a Enzo.

—No tengo un barco; me lo robaron hace unos años —confiesa Richard.

Enzo le golpea con el puño cerrado en la cara, pero Ray se interpone, deteniéndolo junto a Margaret.

—Enzo, sabemos quién tiene el barco. Lo recuperaremos —dice Ray.

Enzo, enojado, sale de la casa y se pone bajo un árbol en el campo.

Margaret se acerca a hablarle.

—Enzo, ¿quieres hablar? —pregunta.

Margaret se sienta a su lado y le pregunta:

—¿Qué te sucede, Enzo?

—No me gusta hacia dónde va esto. No conozco a ninguno de ustedes y siento que me estoy estancando —responde Enzo.

—Estamos haciendo lo que sea para ayudarte. ¿Crees que si no fuera por ti estaría haciendo esto? —dice Margaret.

—Es fácil decirlo para ti. Tienes un propósito: familia, amigos —responde Enzo.

—No tengo familia ni amigos. Ustedes son las únicas personas en las que confío. No tengo a dónde ir; solo vivía de bar en bar y hotel en hotel. Esto me da un propósito, y es lo que tienes que buscar tú —explica Margaret.

—¿Crees que Ray tiene a dónde ir? Él está aquí por ti, y si sigues así, terminarás solo. ¿Eso es lo que quieres? —pregunta Margaret.

Hay un silencio y, finalmente, Margaret dice:

—Bueno, te dejo. Richard, el hombre al que golpeaste, está preparando una fiesta de agradecimiento por ayudarlo.

Esa noche, Ray, Richard, Rachel y Margaret se reúnen en las afueras de la casa, junto a una fogata y una mesa.

Mientras hablan, llega Enzo.

—¿Enzo? —pregunta Margaret.

—Señor Richard, lo siento por lo de antes. Espero que entienda que me sentía muy desorientado —dice Enzo.

—Te perdono, Enzo, y espero que me perdones por haberte disparado con una flecha en el hombro —responde Richard.

—¿Cómo sabe que es mi nombre? —pregunta Enzo.

—Me lo dijo tu amiga —responde Richard, mirando a Margaret.

—Siéntate —invita Richard.

Se sientan y hablan sobre la historia de la granja y de cómo la mujer de Richard murió hace muchos años.

Esa noche, Ray, Enzo y Margaret duermen en la habitación de invitados, pero Margaret sale a dar un paseo nocturno y Ray la sigue.

Margaret llega al granero y ve a Ray entrar.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Margaret.

—¿Y tú qué haces aquí? —responde Ray.

—Salí a dar un paseo —dice Margaret, apoyándose en un pilar del granero y usando su mano como almohada.

Ray se acerca, se pone frente a ella y le pone las manos en la cintura. Lentamente, se acerca a sus labios y la besa. Sus manos pasan de la cintura a la espalda de Margaret.

Margaret pasa sus manos por detrás del pilar, entrelazando los dedos mientras aparta el beso de Ray y le devuelve uno en el cuello. Ray pasa sus manos por su cuello y la besa de nuevo. Luego de eso, Margaret se arrodilla.

Al día siguiente, Enzo despierta en la habitación de invitados y ve a Ray y Margaret juntos. No le da importancia, se levanta y va con Richard.

—Richard, saldré a la ciudad a ver algo —dice Enzo.

—Bien, yo iré a despertar a Ray y Margaret —responde Richard.

—No te lo recomiendo, están demasiado juntos —dice Enzo.

—Ese Ray siempre fue así. La vez que se quedó aquí lo encontré con una mujer entre los arbustos —comenta Richard.

—No necesitaba saber eso. ¿Me prestas un caballo? —pregunta Enzo.

—Claro, toma uno del granero —dice Richard.

Enzo va al granero y ve a Rachel alimentando a un caballo.

—Buenos días —saluda Enzo.

—Buenos días. ¿A dónde vas? —pregunta Rachel.

—Voy a la ciudad a hacer algo —responde Enzo.

—Oye, sé que no hemos hablado mucho desde que despertaste aquí, pero... ¿te podría pedir un favor? —pregunta Rachel.

—Depende —dice Enzo.

—¿Me llevarías a la ciudad? —pregunta Rachel.

—Niña, no puedo hacer eso —responde Enzo.

—No soy una niña; ya sé cuidarme sola. Tengo 20 años —dice Rachel.

—Mira, prométeme algo: si te llevo, no le dirás nada de esto a tu padre —dice Enzo.

—Claro, ¿por qué? —pregunta Rachel.

—Toma este revólver; te explico ahora —dice Enzo mientras le da el revólver.

—Soy un detective de Wrelbob y quiero ese barco por el que vine para descubrir una mafia en México —le explica Enzo.

Rachel toma un caballo de color café con negro y le llama "Bustus".

Van, y Ray va adelante, manejando el caballo, mientras Rachel va detrás de él, agarrándole la cintura para sostenerse.

Llegan a Reloyn y van a la estación de trenes, donde está el cartel de caza recompensas. Estacionan el caballo.

—Bien, ¿a quién mataremos? —pregunta Rachel, sacando su arma y apuntando a una pared.

—¡Ey, ey, ey! —grita Enzo, bajando su arma.

—Pero somos policías —dice Rachel.

—Policías, no suicidas —responde Enzo.

Bajan y ven el cartel. Entre muchos, hay uno de un mexicano llamado Vasco López, un hombre con barba y pelo largo, de la banda que busca Enzo.

 Entre muchos, hay uno de un mexicano llamado Vasco López, un hombre con barba y pelo largo, de la banda que busca Enzo

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Salen del lugar y, justo al entrar, un hombre choca con Enzo.

—Lo siento —dice el hombre desconocido con acento mexicano.

Enzo lo observa y recuerda la cara del cartel: ¿barba y pelo largo? Es él.

Comienza a perseguirlo, pero el hombre desaparece. Enzo lo ve corriendo; el Vasco lo reconoció y mete el cartel en su bolsillo.

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